[Opinión] Hernán Díaz: “Por más universidades basura”

El profesor Pedro Castillo, en su condición de docente, era corresponsable de la formación académica, cívica y ética de miles de niños y niñas. Durante estos 16 meses hemos podido notar el nivel de (de)formación cultural, cívica y ética del señor Castillo. Quiero usar a este maestro (como él mismo se define) como ejemplo para sustentar por qué es tremendamente urgente prestarle toda nuestra atención a la educación, con especial énfasis en la educación pública. Es una locura absoluta pensar que, si no reformamos por completo el sistema de educación pública del país, los líderes que nos gobiernen serán mejores que el señor Castillo. Y por eso quienes, aprovechando el humo y el fuego aún latentes, ejecutan una sentencia de muerte a la reforma universitaria, abriendo paso al sombrío pasado de la Asamblea Nacional de Rectores, evidencian su enorme egoísmo y la máxima mezquindad para el mayor flagelo que sufre el Perú (codo a codo con la corrupción).

El mercantilismo de la educación superior y que hace mucho ha evidenciado su instrumentalización hacia la política no puede carecer de un ente fiscalizador autónomo que ponga freno a la proliferación de universidades basura. De esas que producen tesis de maestrías fraudulentas y encima protegen al copión. Un líder político que se preste de serlo y que tenga por lo menos un ápice de humanidad no puede seguir permitiendo que se estafe a miles de jóvenes con fachadas de cartón haciéndoles creer que su universidad es ese vinil pegado sobre un cartón, que de día dice enseñar ingeniería y de noche vende pollo a la brasa. El esfuerzo enorme que hacen esos jóvenes para pagar su educación no puede ser ignorado por su gobierno. No se les puede dar la espalda y dejárseles a su suerte. Porque, además, su suerte hoy es nuestro destino mañana.