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[OPINIÓN] Hugo Palma: OEA, un milagrito
“¿Y qué queremos? Lo que estamos viendo. Democracias ya débiles, cada día en mayor riesgo de colapsar porque a muchos gobiernos les encanta adornarse con calificativos...”.
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Por favor. Octubre está fatal. El pueblo pide milagros; nosotros no podemos. Cada día todo se nos complica más. A pesar de nuestro esfuerzo y sacrificio, los traidores cantantes se reproducen, los precios vuelan, nos siguen rebajando la “calificación de riesgo” que no entendemos, pero sería menos inversiones y mayores intereses, la gente se enferma, los niños no aprenden, la urea no llega, millares de millares no quieren trabajar alegando que no hay trabajo y nos fallan hasta los que hemos metido al Estado para felicidad del pueblo. No es justo. Y para colmo, policías, fiscales, jueces, contralores, defensores del Pueblo, legisladores y procuradores del Estado conspiran para sacarnos.
Para defendernos, pedimos a la OEA que nos cobije (que también quiere decir “tapar algo”), pero no lo decimos. Entonces, dijimos que defienda “la democracia”. Y aunque los otros se molestan y dicen que la OEA no sirve para nada, ya viene una misión que ojalá nos salve porque no vemos salida, aunque algunos vivos ya “salieron”.
Hasta aquí el ruego del “gobierno”. Pero veamos a la OEA. Los organismos internacionales existen por sus miembros y se rigen por los tratados que los crearon. Naciones Unidas no puede parar la agresión de Rusia a Ucrania porque su Carta establece que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben estar de acuerdo. Y al psicópata asesino Putin no le da la gana. La OEA, donde no hay veto, hace lo que sus miembros quieren. En su absoluta mayoría son latinoamericanos y caribeños.
¿Y qué queremos? Lo que estamos viendo. Democracias ya débiles, cada día en mayor riesgo de colapsar porque a muchos gobiernos les encanta adornarse con calificativos, pero no el deber de serlo. Elecciones sí; democracia, la que me convenga. Firmamos lo que sea para defenderla y promoverla, pero haremos lo que nos parezca. Obviamente, hay que hacerlo bonito. Poco a poco. Un día esto, otro un poco más, y con tiempo y constancia, en pequeñas rajas como comiendo salame, nos quedamos sin democracia. Pero ninguno lo reconoce. Al contrario, cada día estarán más unidos pues su interés común es mantenerse en el poder. Un poco de corrupción, otro de legislación, los nombramientos son importantísimos y, lo principal, repetir, repetir y repetir que todo se hace por el pueblo. Mala suerte si, además de lo que ya padece, es agredido por “delincuentes comunes”. Los gobernantes son “especiales”.
Esperemos la Misión de la OEA. No es imposible, aunque no seguro, que sean personas honorables. Como fuere, debemos tratarla con respeto. Lo que traen es un pedido del “gobierno”, pero su tarea es indagar la realidad y esta, guste o no, son los hechos. Presentemos los hechos; los hechos, al final, cuentan. ¿No valdría más dar respuesta a preguntas concretas que se hacen al presidente, ministros y funcionarios que las letanías huecas más propias de plañideras con que aburren hasta las piedras? La verdad es lo que es, y es específica. Al final, informe lo que informe la misión, y decida el Consejo de la OEA de hoy, que no siempre es así, lo que ocurra será decisión de los peruanos y de nadie más. Somos el soberano y la OEA no hace milagros, menos para estos pedidos.
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