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[OPINIÓN] Hugo Palma: “Velocidad y altura conservan la dentadura”
“Sra. presidenta, dijo que gobernaría hasta 2026. Es casi imposible. Pero en el tiempo que tenga, puede y debe hacer cosas trascendentales, indispensables y urgentes”.
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Explicado por un oficial FAP. Los aviones no sirven “despacito”. Necesitan velocidad para despegar, navegar y aterrizar; y la altura debe ser la adecuada a cada momento del trayecto. Sin ellas, el desastre es seguro.
Sra. presidenta, millones de peruanos desearían que haga un buen gobierno, pero dudan de que lo sea. Sufrimos décadas de autoridades que, en general, hicieron las cosas mal, a medias o no hicieron nada. Los logros, algunos importantes, fueron insuficientes y precarios; y el Perú no avanzó lo que posibilitaba su enorme potencial. El peor fue el gobierno del que hizo parte hasta hace pocos días. Haciéndose llamar “del pueblo”, exacerbó la división entre peruanos, pese a que todos somos el pueblo del Perú, e hizo metástasis de la corrupción. Es duro, pero debe reconocer que la realidad existe.
Dijo que gobernaría hasta 2026. Es casi imposible. Pero en el tiempo que tenga, puede y debe hacer cosas trascendentales, indispensables y urgentes. Tiene que actuar velozmente. Primero, despejar el muladar en que trataron de convertir el Estado. Si aún no ha despedido al menos al 90% de los nombrados hasta esta semana, hágalo mañana. Serán sus peores enemigos. Segundo, encontrar los mejores y más experimentados profesionales y políticos sin prontuario para que la apoyen; no acepte “sugerencias” de quienes tengan su celular. Tercero, acciones de alivio urgentes para los sectores más agobiados por la necesidad.
Y necesita altura. Primero, para comprender que ocupa un cargo, pero no goza de confianza ni la puede reclamar. Tiene que ganársela, aun trayendo temas que podrían ser penales y no objetó lo que se hacía. Gobernando, unos se empinan sobre sí mismos y otros se encogen. Piénselo bien. Luego, para explicar al pueblo que las condiciones del Perú son tremendamente difíciles y que solamente recuperar lo perdido requerirá esfuerzos casi sobrehumanos y prolongados. No puede culpar dos siglos, como su predecesor, ni tampoco permitir que continúe el escándalo diario que produjo este desastre. Decir la verdad será el mejor de los cambios con que puede empezar.
Y también altura para comprender que no se le perdonará si no prioriza y promueve tenazmente las modificaciones constitucionales y legales indispensables para que el Perú sea una democracia viable, efectiva y productiva, que dificulte al máximo que corruptos, ignorantes, incompetentes e incapaces dispongan del dinero de los peruanos, su seguridad, salud, educación, progreso y futuro. Enseñe cada día que las autoridades corruptas de todo tipo, nivel, lugar y modalidad solo roban a los peruanos que les pagan para que trabajen en su servicio. Una guía, quién sabe si la más útil: hacer lo contrario de lo que se hizo.
Con la oportunidad que se le ha abierto, usted no debe ser ni Castillo ni Vizcarra II. Su mandato debe alcanzarle para crear las condiciones que hagan posibles mejores gobiernos; central, regional y municipal y, Dios quiera, algo más. Y eso se le agradecería, sinceramente. Nuestro pueblo no necesita ni desea un nuevo aterrizaje catastrófico. Le deseamos velocidad, altura y buena suerte.
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