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[Opinión] Jessyca Sampe: Mamá, quiero descansar en mis vacaciones
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En esta etapa del año solemos buscar alternativas que realicen nuestros hijos e hijas durante sus vacaciones escolares, generalmente aquellas actividades vinculadas a lo que más les gusta hacer.
Cuando son más pequeños es más fácil proponerles dinámicas al aire libre que desarrollen sus habilidades psicomotoras, como las actividades deportivas; también aquellas donde desarrollen sus habilidades artísticas o el aprendizaje de algún idioma.
A medida que van creciendo aparecen nuevos intereses vinculados al uso de la tecnología, como aprender a programar y hacer videojuegos como ejemplos de los más demandados, en este caso debemos asegurar que no pasen mucho tiempo frente a la pantalla y equilibrarlo con actividades lúdicas sin uso de tecnología.
Sin embargo, recordemos que es necesario que las vacaciones también sean vistas como espacios donde se asuman responsabilidades adicionales en la casa, con las mascotas o con el apoyo a otros familiares que se encuentran en la casa como los abuelitos o abuelitas, por ejemplo. Equilibrando también con actividades más libres que nuestros hijos o hijas pueden elegir, desde el hecho de ver sus series favoritas, salir a pasear con sus compañeros y compañeras del colegio o del barrio, son actividades que dependiendo de la edad pueden realizar de manera espontánea.
Finalmente, y sobre todo en la etapa de la adolescencia, nos piden tener períodos de ocio o de “no hacer nada”. ¿Es conveniente brindar estos espacios de “no hacer nada”?
Como seguro algunas de las madres y padres que han experimentado dar este tipo de espacios a sus hijos e hijas, vamos a encontrar que estos espacios generalmente los dedican a realizar actividades que más les interesa y que muchas veces no se ven como actividades ‘productivas’ para sus padres o madres, pero sí lo son para ellos en la medida que están en una etapa de mucha exploración. Son momentos que los usan para experimentar y descubrir nuevos intereses.
Lo que sí es necesario es que estos espacios se den en la medida que las responsabilidades asignadas, como algunas tareas en la casa o actividades ya programadas, se hayan cumplido primero. No es fácil enfrentarse y conceder este tipo de espacios, pero debemos reconocer que es una edad en la que es necesario que empiecen a tomar decisiones con mayor autonomía.
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