[OPINIÓN] Joaquín Rey: Solos contra la corriente

Hace unos días comenzaron a presentarse las solicitudes de retiro de fondos de AFP en virtud de la ley aprobada por el Congreso a inicios de mayo. Se estima que unos S/30,000 millones saldrán del sistema previsional como consecuencia de estos retiros, lo que llevará a que unos dos millones de peruanos más se queden sin un sol en sus cuentas de jubilación. Muchos economistas han ahondado ya en las razones por las que esta es una mala política pública, que no beneficia a los realmente vulnerables, que perjudica el crecimiento económico de largo plazo y que atenta directamente contra la sostenibilidad y cobertura del sistema previsional. En suma, pan para hoy y hambre para mañana.

Más allá de la mirada local, es importante enmarcar esta decisión de política pública en el contexto internacional. Si indagamos sobre lo que ha estado sucediendo en el mundo este año, encontraremos que muchos países –más y menos desarrollados– están tomando medidas para ampliar la cobertura y sostenibilidad de sus sistemas previsionales, sean estos públicos o privados. Es decir, exactamente lo opuesto a lo que observamos en el caso peruano.

Así, por ejemplo, en Austria el Gobierno implementó en enero una reforma que desincentiva la jubilación anticipada. Para ello, la pensión se reduce en 4.2% por cada año en que se concrete el retiro antes de los 65. Adicionalmente, se establece un bono de jubilación para aquellos trabajadores que comiencen a cotizar antes de los 20 años. Ambos incentivos buscan elevar el número total de años de aporte y así incrementar el ahorro previsional total.

Algo similar sucede en Francia, donde luego de la reelección del presidente Macron, en abril, su ministro de Economía y Finanzas anunció que se elevará gradualmente la edad de retiro de 62 a 65 años, una medida que se anunció inicialmente en 2020, pero que se vio suspendida por la pandemia.

En la misma dirección, la administración del presidente Lacalle en Uruguay anunció en abril que antes de que termine junio, enviará al Legislativo un proyecto de ley para incrementar la edad de retiro de 60 a 65 años para los nacidos antes de 1971. Incluso el propio expresidente y referente de la izquierda uruguaya José Mujica declaró esta semana que estaría a favor de incrementar la edad de jubilación para afrontar el problema de sostenibilidad del sistema. La reforma es inminente.

El mundo árabe tampoco es ajeno a la tendencia. En abril, Baréin aprobó una reforma para aumentar las tasas de aporte para la jubilación, las que subirán gradualmente de 19% a 27%. Además, se ha introducido un incentivo para retrasar la edad de retiro: aquellos que posterguen su jubilación hasta 5 años luego de la edad estándar recibirán como pensión el 90% del promedio de sueldo de sus últimos 5 años, cuando actualmente la pensión máxima está en 80% del promedio de los últimos 2 años.

De otro lado, en Estados Unidos, a fines de marzo la Cámara Baja del Congreso aprobó el “Secure Act 2.0" que, entre otras medidas, dispone que los empleadores enrolen de manera automática a sus trabajadores en el 401-K, un sistema voluntario de ahorro previsional privado. La tasa de aporte inicial será de 3%, con aumentos graduales hasta el 10%.

Aunque usan medios diferentes, todas estas reformas en curso –y muchas otras más que por motivos de espacio no abordamos acá– tienen un objetivo común: brindar mayores pensiones para más ciudadanos. Este debiera ser el objetivo de toda política pública en torno al tema previsional. Lamentablemente, lo que vemos en Perú es todo lo contrario: una seguidilla de retiros que terminarán liquidando la mitad del ahorro previsional que tomó tres décadas construir.

Ya estuvo bueno. Debemos hacer un alto a la demagogia e iniciar un debate amplio, abierto e informado para introducir una reforma integral que ponga al ciudadano al centro. Nuestro futuro no merece menos.