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(OPINIÓN) José Luis Gil: Empobrecer es la consigna
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El expresidente colombiano Álvaro Uribe publicó el 13 de setiembre, en su cuenta de Twitter (*), una entrevista a Guaicaipuro Lameda, general retirado y expresidente de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA). Él revela una conversación con el círculo más cercano de Hugo Chávez cuando este accedió al poder, quien le dijo: “caramba, Ud. no ha comprendido la revolución; la revolución se trata de mantener a los pobres, pobres, pero con esperanza, porque los pobres son los que votan por nosotros, nos dan el poder, y mientras nosotros hacemos el discurso de la defensa de los pobres no los podemos sacar a la clase media, porque dejan de ser pobres y pasan a ser nuestros enemigos”. Patético.
Han pasado dos meses desde que Pedro Castillo asumió la Presidencia de la República con una agenda ideológica y política radical presentada como la “esperanza” para los más pobres. Como se puede comprobar, los actos de (des)gobierno de Pedro Castillo y el premier Bellido están destinados a que, contrariamente lo esperado por la ciudadanía, la pobreza se fortalezca y agudice masivamente con la promesa (utopía) que en el futuro (lejano, por cierto) nadie será pobre. Peor imposible.
El aumento del precio del dólar a niveles históricos debido a las expectativas negativas en el plano económico, las amenazas a las inversiones de los recursos estratégicos como la minería, el petróleo y el gas que promueven por defecto la fuga de capitales, influyen en el aumento del desempleo y debilita la clase media que estaba en desarrollo, es decir, mantener a los pobres más pobres, pero con esperanzas.
La patética conversación entre el funcionario del gobierno de Hugo Chávez y el presidente de PDVSA parecen tomar sentido en nuestro país. La estrategia de “agudizar las contradicciones” con una campaña mediática montada (con diarios, canal de TV y redes sociales a su disposición) que radicalizará las acusaciones contra la inversión privada y contra los que luchan por la democracia, está más que comprobada con la pertinaz actitud de no cambiar ni de premier ni de ministros y de mentir hasta la saciedad para preservar sus planes radicales.
Más allá de preferencias ideológicas y políticas, hay hombres y mujeres de bien que amamos la libertad y la democracia y estamos comprometidos con la necesidad de la unidad de todos, para que en el marco de la democracia expulsemos las pretensiones socialistas y sus políticas por las que nadie ha votado, que terminarán por sumirnos en las profundidades de la miseria económica y social. Por eso, es imperativo para los demócratas seguir organizándose para las luchas, seguir impulsando la unidad de los colectivos, partidos políticos y sus líderes, hasta lograr la vacancia del nefasto gobierno de Pedro Castillo. ¡Si se puede!
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