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[Opinión] José Luis Gil: Sin sombrero con sendero
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La prolongada crisis política que vive el país es la expresión perversa del estado de deterioro de un gobierno cuyo único y verdadero objetivo sigue escondido debajo del sombrero, aunque ya no esté cubriendo la cabeza de su principal operador, el presidente Pedro Castillo. El plan que está en marcha desde el primer día de gobierno es el camino hacia el socialismo, sí, ese por el que ahora transitan Cuba, Venezuela, Nicaragua y, pronto, otros países más en Sudamérica.
Debe ser sumamente complejo para Castillo seguir fungiendo de operador funcional de Sendero Luminoso, teniendo una presión social y política que lo ha puesto al descubierto (y que no ha querido deslindar) pero que sus verdaderos operadores tras bambalinas –no los llamados “gabinete en las sombra”– dan los lineamientos estratégicos para navegar contracorriente y salvar de las más duras tormentas que han sabido sortear hasta ahora.
Un cuarto gabinete en seis meses es la expresión más patética de la resaca política que enfrenta.
Hoy tenemos la convicción de que la estrategia y táctica de la huelga magisterial de 2017 no salió de la cabeza de Pedro Castillo. Estamos convencidos que la muy “leninista” clandestinidad de los principales cuadros y operadores de Sendero de las marchas y ahora tras el poder, tienen mucho que ver en la habilidad de jugar con la narrativa de la “gobernabilidad”, “golpe de la derecha” y otros, para arrinconar a sus oponentes, tener un respiro y luego continuar con el camino ya trazado. “Legalizar” al organismo generado de Sendero como el Movadef, controlar los hilos de la educación, nombrar prefectos de la misma línea, son una muestra clara del avance de Sendero en medio del caos.
El nombramiento de Aníbal Torres como premier, quien es la mayor expresión de desprecio por la democracia de este gobierno, quien ha expresado su odio por la prensa, la voluntad de liberar a Antauro Humala y utilizar el Ministerio de Justicia como un antro de injusticia con sus propios funcionarios, solo traerá otro momento de convulsión que esperamos, esta vez, nos sea avalada ni por César Acuña ni por Acción Popular, a quienes ya les ha demostrado este gobierno que solo han servido de “tontos útiles” para escalar su siguiente peldaño.
Las elecciones regionales y municipales son objetivos estratégicos específicos que ayudarán a “implementar” el poder en el socialismo que nos quieren imponer.
Es momento de retomar las calles, de volver a luchar contra el plan maquiavélico de Sendero Luminoso en el poder y, para ello, necesitamos la unidad de todas las fuerzas opositoras, necesitamos todos los corazones gritando y empujando la vacancia como un solo puño. Por eso, felicito el gesto político de Rafael López Aliaga, quien ha visto que el problema no son las elecciones, sino que es el futuro del país el que está en juego. ¿Quiénes más se anotan? Veremos.
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