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[Opinión] Juan Manuel Ostoja: “El futuro del trabajo y la educación”
“Es fundamental que el Perú se adecúe a estas tendencias y a la necesaria flexibilización de la educación superior, como viene ocurriendo en países más avanzados”.
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Por: Juan Manuel Ostoja, CEO de USIL
El último estudio del World Economic Forum (WEF) sobre el futuro del trabajo para el periodo 2023–2027 enciende la señal de alerta. Se calcula que el 2% de los empleos del mundo se perderían, con mayor efecto en países con ingresos bajos y medios bajos. El Perú no escapa a ello, aunque no hay razones para alarmarnos, si pensamos que el impacto será en el empleo tradicional, y de poca formación técnica o profesional.
Tendencias mundiales como la adaptación al cambio climático, el cumplimiento de objetivos ESG (environmental, social and governance) y, sobre todo, las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial tendrán, sin duda, un impacto negativo inicial, pero pueden ser la gran oportunidad para crear nuevas profesiones, con mayor valor agregado.
La premisa para adaptarnos de manera eficiente es: si el mundo y el mercado laboral siguen cambiando de manera acelerada; la educación debe cambiar y seguir la evolución de los nuevos requerimientos. El gran reto de las universidades es seguir adecuándose a los procesos de transformación digital, y modernizar los planes curriculares y el perfil de formación de los estudiantes, para desarrollar en ellos habilidades que les permitan ser más competitivos. La inteligencia artificial es un ejemplo de cómo podemos aprovechar los cambios. Su versión más conocida, ChatGPT, ha despertado temores, cuando lo que podemos aprovechar es más bien su capacidad de procesamiento de información para generar nuevas oportunidades en diversas industrias y en la sociedad.
En este mundo, según el WEF, algunos de los empleos que crecerán en demanda hacia 2027 son los vinculados a nuevas tecnologías. La pregunta es: ¿nuestras universidades están transformando seriamente sus mallas curriculares para adecuarse a la nueva demanda laboral? Mientras lo hacen, deben desarrollar una oferta de cursos de especialización que complemente la formación tradicional, para capacitar y actualizar a estudiantes y profesionales con experiencia en el desarrollo de competencias digitales, que demanda cada vez más el mercado.
La acelerada transformación que vivimos no entiende de burocracias ni de sobrerregulación. Es fundamental que el Perú se adecúe a estas tendencias y a la necesaria flexibilización de la educación superior, como viene ocurriendo en países más avanzados. Innovación, flexibilidad y visión de futuro es lo que se requiere para no quedarnos en el camino y aprovechar al máximo la gran oportunidad que nos da el cambio tecnológico.
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