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[Opinión] Mónica Delta: ¿Son o se hacen?
No tienen límites. El presidente Pedro Castillo tiene a su hija-cuñada en la cárcel, en su círculo cercano hay fugados y sin visos de ser hallados; ahora aparecen listas interminables de familiares, amigos e intereses, muy lejanos a las necesidades del país, utilizando los bienes públicos como suyos, yendo y viniendo en un avión militar que debería ser utilizado por el jefe de Estado de turno para asuntos de gobierno, sin hablar de los indicios de presunto encubrimiento si es que, en esa nave, se colaron el sobrinísimo (con el nombre de “Lay”) y otros “favorecidos” como Yenifer Paredes, nada menos.
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No tienen límites. El presidente Pedro Castillo tiene a su hija-cuñada en la cárcel, en su círculo cercano hay fugados y sin visos de ser hallados; ahora aparecen listas interminables de familiares, amigos e intereses, muy lejanos a las necesidades del país, utilizando los bienes públicos como suyos, yendo y viniendo en un avión militar que debería ser utilizado por el jefe de Estado de turno para asuntos de gobierno, sin hablar de los indicios de presunto encubrimiento si es que, en esa nave, se colaron el sobrinísimo (con el nombre de “Lay”) y otros “favorecidos” como Yenifer Paredes, nada menos.
Pedro Castillo parece que es, y también se hace, pero lo que es evidente es que las precarias instituciones que han ido debilitándose en el tiempo deberían, con esfuerzo, mostrar cierta integridad para contener este desmadre. Ejercicios militares por aquí, fotitos con generales por allá, lo que hacen es servir los intereses de aquellos políticos y autoridades que quieren sobrevivir en sus puestos, y en sus privilegios, importándoles un comino que la sociedad peruana siga en franco deterioro.
Y en la carrera municipal y regional pasa lo mismo. Un menú de última, entre los que los peruanos deben escoger el mal menor, o lo que es peor, con menos prontuario. Una vez más nos enfrentamos a tener que votar por el menos malo, el menos nocivo, no por el mejor. Hay candidatos con espíritus “matonescos”; otros, con hipocresías que congelan; y probablemente varios intenten utilizar las municipalidades o gobiernos regionales para apuntar al premio mayor, la Presidencia, dejando colgados, a medio camino, a sus eventuales votantes. No sería ni la primera ni la última vez. Es delirante que en un país más de la mitad no vea ningún líder, que solo el 6% le dé esa categoría a un presidente, y que el resto de políticos más o menos conocidos estén entre el 1% y 5%. Esta información ha sido recogida por la última encuesta IEP. Porque no hay líderes estamos como estamos. Jodidos.
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