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[Opinión] Pablo de la Flor: “El desastre educativo”
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El Perú es uno de los países que más severamente restringieron el acceso a las escuelas durante la pandemia. Como se recordará, mientras el gobierno levantaba las restricciones de concurrencia a centros comerciales, cines y hasta estadios, mantenía la suspensión de clases presenciales.
Las consecuencias de semejante despropósito han sido devastadoras para la educación y el bienestar de nuestros jóvenes. La evaluación preliminar realizada entre estudiantes con acceso a clases virtuales revela una pérdida equivalente a dos años de aprendizajes.
Si ese ha sido el impacto sobre los afortunados que pudieron conectarse en línea, ¿cuál habrá sido el de aquellos, especialmente los más pobres, que no contaban con los soportes informáticos para seguir las clases? La situación de los niños de inicial, para quienes la virtualidad resultaba inviable, es aun más dramática. En breve conoceremos la magnitud de los daños, cuando el Ministerio de Educación, después de tres años, administre la medición nacional de aprendizajes.
Estamos frente a una auténtica tragedia por donde se le mire, sobre todo considerando que, con algunos traspiés y reveces, el Perú venía registrando importantes mejoras educativas. De ello dan cuenta los resultados de las pruebas PISA, donde, no obstante los avances, todavía nos ubicamos en la parte baja de la distribución.
Nuestro país venía arrastrando enormes desigualdades de rendimiento entre los estudiantes de las familias más pudientes y los de las más pobres (equivalentes a 4 años de educación), situación que con seguridad se ha agravado con esta crisis.
Resulta incomprensible y vergonzoso que, frente a la magnitud del problema, no tengamos una respuesta contundente del gobierno, más aún considerando que el presidente es docente y un sector del magisterio mantiene una importante presencia en el Ejecutivo. Y es que no existe un plan integral ni coherente de recuperación de aprendizajes que nos permita cerrar las importantes brechas generadas.
Recordemos que la calidad educativa es fundamental para el desarrollo del país. De allí la gran necesidad de implementar medidas urgentes, incluyendo trabajo remedial y tutorías personalizadas durante el verano. El bienestar de nuestros estudiantes y el futuro del país así lo exigen.
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