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[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Masificando el gas”
“La construcción de redes exige inversiones cuantiosas que no pueden ser amortizadas únicamente a través de los cargos a los hogares, debido a los bajos niveles del consumo residencial”.
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Luego de casi veinte años de implementación, resulta evidente que el modelo utilizado para promover la masificación del consumo de gas en el país no ha arrojado los resultados deseados.
Si bien en Lima e Ica la disponibilidad de un sistema de distribución por ductos ha permitido la inclusión masiva de hogares, lamentablemente ello no ha podido darse en otras regiones. De hecho, actualmente poco más del 14% de las familias cuenta con conexiones domiciliarias, la inmensa mayoría en la capital.
La diferencia tarifaria entre Lima y el interior del país, donde no llegan los ductos, resulta abismal. Ello debido a los altos costos del transporte a través de camiones cisterna, que encarecen el suministro e impiden que el gas pueda competir con otros combustibles.
La construcción de redes exige inversiones cuantiosas que no pueden ser amortizadas únicamente a través de los cargos a los hogares, debido a los bajos niveles del consumo residencial. Como consecuencia, el esquema resulta viable únicamente cuando se tiene clientes ancla industriales de gran envergadura, algo muy complicado fuera de Lima. No en vano, pese a los reiterados intentos, la licitación del proyecto Siete Regiones del sur andino naufragó, y Naturgy devolvió la concesión que tenía.
De allí la importancia de la iniciativa recientemente aprobada por la Comisión de Energía del Congreso, que establece un marco de actuación para impulsar la masificación. Si bien varios alcances son debatibles y perfectibles (especialmente la cobertura), el PL tiene la virtud de atajar uno de los problemas medulares del proceso, homologando los precios entre Lima y las regiones, con cargo al Fondo de Inclusión Social Energética (FISE).
De igual modo, el Minem ha recibido recursos para avanzar en la construcción de ductos en el interior, esperemos que con participación privada, y se plantea la construcción de una planta de fraccionamiento en Cusco para la producción de GLP. Finalmente, se anuncia la pronta licitación del proyecto SIT-GAS para llegar al nodo energético del sur. Todos pasos importantes.
Además de ser una exigencia de gran relevancia política, la masificación del gas es uno de los pocos temas consensuados en materia de políticas públicas. El desafío es lograr que el Estado y las empresas sumen esfuerzos para alcanzar ese gran cometido en beneficio del país.
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