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[OPINIÓN] Patricia Teullet: Empezando el 2024
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No había terminado la primera semana del año y ya había “movimientos” en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). El ministro Contreras, aparentemente como reacción ante una reunión de la presidenta con dos exministros, a la cual no fue convocado, habría anunciado su dimisión al cargo. Aunque luego se retiró lo dicho, quedó la sensación de que hay descontento respecto a su gestión. Ante la recesión que atraviesa el país, no es de extrañar que se asuma como uno de los principales responsables al titular del MEF.
El asunto es, por supuesto, bastante más complejo y, aunque el MEF es, o debiera ser, un ministerio poderoso, su capacidad de acción tiene limitaciones que, en mucho, dependen de la fuerza y respaldo que tenga el titular de la cartera. Y en este momento y desde hace ya algún tiempo, se percibe un ministerio debilitado. Así, por ejemplo, poco ha podido hacer frente a los problemas políticos o las iniciativas populistas que se plantean desde el Congreso. Aunque observe (se oponga a) estas iniciativas, el Congreso siempre cuenta con la posibilidad de insistencia para aprobar leyes que afectarán un sano desempeño económico. Ejemplo de ello son el incremento de las remuneraciones y exoneraciones, o los retiros de los fondos privados de pensiones que han afectado no solo la viabilidad del sistema, sino también el desarrollo del mercado de capitales.
Luego de un desastroso 2023, el 2024 se presenta algo mejor y no solo por razones estadísticas (rebote); aunque se espera un crecimiento de algo menos de 3%, que es insuficiente para la generación necesaria de empleo y reducción de la pobreza que el país necesita. ¿Cuáles fueron los factores que afectaron el crecimiento económico de 2023 y qué tanto podrán ser superados para no repetirse el presente año?
Poco puede hacerse frente a los fenómenos climatológicos que afectaron la pesca y la agricultura. Sin embargo, las proyecciones respecto a El Niño parecen haber mejorado respecto a la ocurrencia de un fenómeno moderado antes que a uno dramático.
Con la reducción de la inflación ha comenzado a descender la tasa de interés, lo cual es una noticia positiva para quienes requieran financiamiento.
En términos de clima de negocios y plaza atractiva para las inversiones, si bien ha aumentado el nivel de confianza empresarial respecto a 2023, poco se ha avanzado en temas claves como la seguridad jurídica y el respeto a las instituciones. Ojalá que las protestas sociales de inicios del año pasado no vuelvan a repetirse. Su costo ha sido alto, y no solo en términos de los daños materiales.
Otro aspecto que afecta la capacidad del MEF para fomentar crecimiento es su relación con los ministerios sectoriales y los gobiernos regionales y locales. Proyectos de infraestructura vial que dependen del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, o mineros a cargo del Ministerio de Energía y Minas, o de gobiernos regionales como el de Arequipa o incluso la Municipalidad de Lima, se encuentran demorados o paralizados y frenan el crecimiento.
En conclusión, necesitamos un MEF fuerte y no lo tenemos. Los programas de impulso económico que eventualmente saca son insuficientes y limitados por la caída de los ingresos fiscales y ya algunos analistas estiman que este 2024 también se excedería el límite del déficit fiscal.
Empezando por la ejecución del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (revisado y renovado, pero siempre en papel, nunca en “la vida real”), debería haber una agenda de desarrollo con proyectos de largo plazo en diversos sectores que reciba el apoyo de la presidenta y del Consejo de Ministros. Sin ello, seguiremos estancados en crecimientos inferiores a ese 3%, que es menos de lo que necesitamos y merecemos.
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