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[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti: Algunas ideas sobre la democracia
“Creo que lo más importante que puede hacer cualquier estado democrático es educar para que sus gentes sean ciudadanos. Parte de nuestra profunda crisis política es que no entendemos lo que es un estado de derecho ni tampoco para qué sirve nuestra constitución”.
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Se ha mencionado en los últimos días, a raíz del informe de The Economist, que el Perú ya no es considerado un país con un sistema democrático. Los hechos que marcaron esta decisión son, entre otras cosas, el intento de golpe de Estado de Pedro Castillo, la convulsión social y la crisis política. Sin embargo, lo cierto, es que nunca hemos sido considerados una democracia plena. He aquí algunos cambios que podríamos plantearnos para mejorar el sistema sin salirnos del orden constitucional:
Mejorar el sistema de representación. No existe verdadera democracia sin representación. Crear una cámara alta, un senado, que permita debatir las cosas de alcance nacional, mientras que la cámara baja debate las cosas de ámbito regional, permitiría tener congresistas especialistas en los problemas de las regiones y, además, podríamos generar un espacio más reflexivo para la aprobación de las leyes. Pero la creación del senado debe ir de la mano de un cambio en los colegios electorales para la elección de los miembros de las cámaras: mientras los diputados de la cámara de una región deberían ser electos por provincias, los senadores deben ser electos de igual número por región. Esto eliminaría el problema de que todos los congresistas de una misma región radiquen en las zonas más urbanizadas. También nos permitiría tener una mejor representación cultural, lingüística y étnica en el congreso. Asimismo, deben evaluarse mejor los requisitos que se le exige a un candidato para postular a estos cargos públicos.
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La regionalización es un proceso que se ha quedado estanco. A los gobiernos regionales se les ha dotado de recursos sin tener el capital humano suficiente para poder gestionarlo. La mayoría de nuestros gobiernos locales se encuentran endeudados y abarrotados de burocracia innecesaria. Lo primero que debería planearse es una reorganización territorial que involucre cambios en el número de distritos, provincias y regiones. No podemos seguir creando distritos y provincias sin que estos tengan los recursos suficientes para autogestionarse. Este cambio en el proceso de regionalización debe terminar en la creación de consejos regionales más numerosos, con mayor peso político, más representativos y que tenga una función de contrapeso al poder del gobernador regional quien, hasta ahora, ha sido una especie de señor feudal.
Se deben definir de una forma más clara las funcionales que tienen los gobiernos regionales y municipales establecidas en su ley orgánica. Así también los mecanismos de fiscalización de los consejos regionales y locales y los métodos de juicio político a la autoridad. También deben establecerse mejores leyes para el uso de los recursos y del presupuesto. Por ejemplo, debería debatirse la idea de crear un fideicomiso para que el dinero del canon, producto de la explotación de recursos naturales, vaya a un fideicomiso que ordene ejecutarlo solamente en mejoras educativas, de salud y servicios básicos de la región. Para lo demás, el gobierno regional tiene su presupuesto ordinario. Así también debería plantearse reducir el presupuesto a aquellas regiones que no lleguen a un porcentaje de ejecución mínimo del mismo.
Involucrar a la población. Esto implica simplificar las leyes para la creación de organizaciones políticas. Se debería unificar el sistema de los partidos y los movimientos regionales para pasar a tener: partidos políticos de alcance distrital, provincial, regional y nacional, estableciéndose a qué tipo de elección puede presentarse cada uno de ellos y los requisitos para pasar de una categoría a otra. Así también deberían introducir más métodos de participación ciudadana en los tres niveles nacionales. El referéndum es muy formal y se aplica específicamente para leyes. Se puede introducir mecanismos no vinculantes y voluntarios para consultarle a la población sobre, por ejemplo, decisiones del gobierno. Tener un pronunciamiento formal de la población sobre determinadas decisiones del gobierno podría mejorar enormemente la calidad de la gestión.
Aunque quedan muchas ideas sobre el tintero, como el voto voluntario y la creación de una verdadera carrera pública, técnica y profesional. Creo que lo más importante que puede hacer cualquier estado democrático es educar para que sus gentes sean ciudadanos. Parte de nuestra profunda crisis política es que no entendemos lo que es un estado de derecho ni tampoco para qué sirve nuestra constitución (que como toda constitución tiene vocación de permanencia). Una democracia no solo es tener elecciones cada cierto tiempo. Cuba, Venezuela y Nicaragua tienen constantes elecciones. La democracia es un modo de vida que implica la división del poder y la participación de todos sus ciudadanos. Aprender sobre nuestros derechos y deberes debería ser una de las principales tareas del sistema educativo. Una buena educación, basada en la igualdad ante la ley, es la mejor manera de defender nuestra y profundizar nuestra democracia.
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