PUBLICIDAD
[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti: Borges en escena
Imagen
Fecha Actualización
Pocos escritores han trascendido de la manera en la que lo ha hecho Jorge Luis Borges. Cuando se habla de este autor, se refiere a su obra como un hito renovador del lenguaje que permitió, entre otros, la posterior existencia del boom latinoamericano. Su obra no es comparable con la de los premios nobel (galardón que siempre le fue negado), más bien se refiere a él como un precursor del lenguaje, como si fuera un escritor del siglo de oro. Sus cuentos han sido estudiados a la par de La vida es sueño de Calderón, El quijote de la Mancha de Cervantes o las comedias de Lope de Vega. No solo eso, se lo ha estudiado a la par de Shakespeare muchas veces.
Cuando el escritor ya no podía escribir por la ceguera que le aquejaba, sus conferencias, que las hacía a modo de monólogo memorizado, se abarrotaban de gentes ansiosas por escuchar las frases que, con mucha premeditación, el escritor había estado ensayando. En Borges nada es espontáneo, especialmente sus frases icónicas, en las que podía atacar férreamente al otro, pero con humor. De Vargas Llosa dijo que este era un peruano que se dedicaba al mercado inmobiliario. De Gabriela Mistral dijo que era justamente lo que la academia sueca buscaba (por ser ‘profesionalmente chilena’). Cuando le preguntaron sobre sus críticas a Quiroga, Borges respondió: “Lo que pasa es que he leído los cuentos de Horacio Quiroga”. También dijo que le gustaría que alguien pudiera citar un solo buen verso de Pablo Neruda. Todo aquello era fabricado, ensayado, en una mente que, podemos decirlo, se acercaba a la genialidad.
Imagen
La semana pasada leí en el New York Times una reseña al libro The rigor of angels de William Eggiton, profesor de la Universidad John Hopkins, titulada How Three Visionaries Expanded Our Understanding of Reality. El mencionado libro hace un análisis de tres personas visionarias que cambiaron el modo de entender las cosas (según el autor): Immanuel Kant, el filósofo prusiano, Werner Heisenberg, el físico creador del programa nuclear nazi, y Jorge Luis Borges. Kant es el padre de la filosofía moderna, Heisenberg es uno de los engendradores de la bomba atómica (vaya que existen padres bastardos) y Borges es el padre de la literatura moderna en la tradición hispana. Pero no solo hispana, el escritor es el referente de los pesos pesados de la literatura contemporánea. Lo ha reconocido como su maestro desde el checo Milan Kundera hasta el estadounidense Paul Auster. En los programas de literatura de las universidades de Estados Unidos, Borges es un tema de investigación recurrente, aunque algunos ‘intelectuales’ latinoamericanos se esmeran en atacarlo por razones ajenas a su obra.
No es la primera vez que se estudia a Borges desde una perspectiva multidisciplinaria, ni será la última (para prestigio de la literatura latinoamericana). Los escritos del autor (en los que incluyo sus ensayos) no se agotan en lo literario: hacen temblar los cimientos del pensamiento. A veces, la obra de Borges es como el Aleph, una partícula, refundida en un rincón lejano del mundo, que parece tenerlo todo.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD