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[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti: Síndrome de Versalles
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Mientras el conflicto social va teniendo un saldo mayor a sesenta muertos, el Congreso de la República, con votos en contra de la izquierda y de los conservadores, decidió no adelantar las elecciones generales al 2023. Han preferido mantener sus curules y sus sueldos, aunque sea por algunos meses más, sin importarles lo que viene sucediendo en las calles.
Los conservadores de Renovación Popular y de Avanza País dicen que primero deben hacer ‘reformas necesarias’ para luego aprobar el adelanto de elecciones, pero no tienen los votos para hacerlo. Ellos lo saben bien ¿Qué reforma se va a debatir cuando el espacio para la moderación y el debate se ha eliminado? Por otro lado, debemos denunciar la hipocresía de la izquierda que ha terminado por boicotear la salida del conflicto (ocasionado por ellos, además).
Ellos ganan las elecciones, su presidente empieza a desmantelar la institucionalidad del Estado, da un golpe de estado televisado que fracasa, el Congreso de la República lo vaca como lo ordena la Constitución (con votos de Sigrid Bazán y otros izquierdistas), la vicepresidenta de Castillo, del mismo partido y de la misma lista, sucede constitucionalmente la presidencia y no logra manejar la crisis del país. Dina Boluarte es y siempre ha sido una persona de izquierda: fue ministra de Castillo y postuló por el partido de Vladimir Cerrón a la alcaldía de Surquillo en el 2018. Pero ahora es la izquierda la que quiere hacer creer a la población que este es un gobierno de derechas neoliberal. Encima, no quieren la solución del conflicto, quieren que se reviente todo y celebran las muertes de los manifestantes como si fueran trofeos. Resulta curioso que muchos de los que pretenden dar lecciones de democracia son defensores y admiradores de regímenes dictatoriales como los de Cuba, Venezuela o Nicaragua ¿Realmente les importa los derechos humanos o tienen un discurso manipulador y mentiroso?
Lo que viene ocurriendo en el Perú es inaceptable. Más allá de quien tenga la culpa, esa lista de muertos no debe aumentar. La defensa del estado de derecho pasa, principalmente, por la defensa del derecho a la vida. La presidenta Dina Boluarte, cuya capacidad política es nula para manejar este conflicto, tiene otra vía para solucionar el problema: renunciar. Esto haría que tome la presidencia el presidente del Congreso y se convoque automáticamente a elecciones generales. Si no existe el espacio para debatir las reformas políticas, si el gobierno ha sido incapaz de establecer mecanismos concretos de diálogo, la renuncia de Boluarte puede dar pase a una nueva etapa donde prime el diálogo. Sin embargo, lo que ha hecho la presidenta es lanzar dos fogonazos al aire que son inviables: enviar una propuesta de adelanto de elecciones al congreso y un bizarro proyecto de ley para que el siguiente congreso evalúe la reforma total de la constitución (cuando esto ya es su facultad constitucional). En el fondo, lo que está haciendo Boluarte es atornillarse en el cargo.
Somos un país conflictivo. Desde inicios la república no ha existido, prácticamente, década sin violencia. Solo desde el Siglo XX: La revolución de Iquitos, la revolución aprista, la represión de Odría, la masacre de Huanta, la masacre de los Mayoruna, la etapa del terror de Sendero Luminoso y el MRTA, Bagua, etc. Vamos más de doscientos años sin ser capaces de prevenir la violencia de forma democrática. Mientras la izquierda radical pide un gobierno al estilo cubano, los ultraconservadores piden mayor represión por parte de las fuerzas armadas. Ambos sectores aborrecen la libertad. Lo único que están generando los políticos que se atornillan en sus cargos es que termine por morir el sistema democrático y el estado de derecho en nuestro país.
El problema del Perú es que los cargos están por encima de los principios, nadie quiere desprenderse de ellos. Me sorprende, por ejemplo, la entrevista que dio a CNN el ministro de economía, Alex Contreras, en la cual habló de reformas de largo plazo como si este gobierno no fuera de transición ¿Realmente entienden la situación del Perú? No solamente se trata de narrativas, sino de que el país sea un lugar vivible. Los políticos peruanos tienen el síndrome de Versalles. No ven más allá de sus curules, sus desayunos y sus gollerías mientras afuera, en las calles, se están matando los unos a los otros. La presidenta Boluarte, el rostro del fracaso más profundo de la izquierda peruana antiprogresista, debe tomar decisiones en lugar de preocuparse en comprar vestidos nuevos. No olvidemos que a María Antonieta le cortaron la cabeza.
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