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[OPINIÓN] Rafael Belaunde Llosa: “Choros en veda”
“En el Perú contamos con, aproximadamente, 140,000 efectivos policiales. El año pasado entraron en servicio 5,668 efectivos y pasaron a situación de retiro 1,753, es decir, un incremental neto de 3,915 efectivos”.
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El 21 de septiembre pasado se estableció la veda del choro, medida que se toma para proteger y preservar al molusco bivalvo; sin embargo, la ocasión es pertinente para tomar conciencia de la imperiosa necesidad de depredar nuestra sociedad de los otros “choros”, las lacras sociales que asaltan nuestra seguridad, extorsionan nuestros negocios y siegan nuestras vidas.
En el Perú contamos con, aproximadamente, 140,000 efectivos policiales. El año pasado entraron en servicio 5,668 efectivos y pasaron a situación de retiro 1,753, es decir, un incremental neto de 3,915 efectivos. Por tanto, conseguir un incremento de +/- 40,000 efectivos nos tomaría más de una década.
De este modo, sin entrar al debate de si se requieren o no más efectivos policiales, la realidad es que esa no puede ser una respuesta en el corto plazo. Lo que se requiere, sin duda alguna, es más efectivos en las calles.
Se estima que, únicamente, uno de cada tres efectivos policiales está abocado a la seguridad ciudadana. Por lo que existe espacio para una reingeniería en la asignación del personal policial y tercerización de labores de soporte, que no constituyen el “core business” de la actividad policial.
El ingeniero Gabriel Seminario, entendido en la materia, sostiene que, para cumplir con estándares de ciudades seguras, se requiere un patrullero por cada 50 cuadras. En el caso de Lima Metropolitana, por ejemplo, con 100,000 cuadras, se requieren 2,000 patrulleros operativos, aunque esto nos lleva a lidiar con el eterno problema del deterioro y canibalización de la flota vehicular policial.
El patrullaje debe estar complementado con un agresivo plan de iluminación de calles y la instalación masiva de miles de cámaras de vigilancia (el Reino Unido, por ejemplo, tiene más de 4'000,000 cámaras). Asimismo, tomando experiencias como las del plan Bratton en Nueva York, se debe tener un sistema moderno de mapeo del delito que permita direccionar recursos a las zonas “calientes” y desarrollar mecanismos de coordinación e intercambio de información. Esto se puede complementar con la reintroducción de los Puestos de Reacción Inmediata, como puntos de avanzada, con patrullaje motorizado en las zonas más alejadas.
El fin de todo lo planteado es entender que la seguridad es parte consustancial para el ejercicio de nuestra libertad y progreso económico. Tomar acción y dedicar recursos es imperativo e impostergable, pero también lo es dotar de estabilidad política al sector. La alta rotación de ministros y funcionarios de la alta dirección del Ministerio del Interior hace imposible el planteamiento y ejecución consistente de políticas de seguridad.
Finalmente, quienes constituimos la sociedad civil debemos estar involucrados y participar en defensa de nuestra seguridad, nuestro empleo y la protección de nuestros seres queridos. La participación de la sociedad civil en coordinación con la Policía es vital para recuperar las calles y nuestra tranquilidad. Sin tregua ni veda contra estos choros.
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