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[OPINIÓN] Rafael Belaunde Llosa: “Vamos en tren”
“Así las cosas, nuestro punto de partida y prioridad nacional debe ser comenzar con la ejecución de dos tramos en el sistema ferroviario nacional”.
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Hace ya varios años que se habla y debate sobre la necesidad de contar con un tren de cercanías, que tenga a Lima como su centro de influencia. Este tendría un enorme impacto en la actividad económica (sobre todo comercial), pero también inmobiliaria y pondría en valor localidades cercanas a la ciudad capital como Lurín, Pucusana, Chilca, Cañete, Chincha, Pisco, Ica, Chancay, Huaral, Huacho, etc.
Cuando en su momento se hicieron los números, estos resultaron atractivos para un concesionario privado en el tramo Lima - Chincha. El trazo al norte, Lima - Huacho, daba resultados en rojo y, por lo tanto, demandaban el concurso del tesoro público para hacer viable el emprendimiento. Actualmente, esa situación ha cambiado, pues la construcción del megapuerto de Chancay, que será el principal puerto del Pacífico sur y recibirá más del 50% del intercambio comercial de la China con el continente suramericano, generará un incremento de la actividad comercial y económica tremendo. Hoy en día, los números, si incorporamos el megapuerto, pagan —en exceso— un tren al norte chico.
Más aún, la construcción de este megapuerto abre también la posibilidad del tren transandino, a fin de establecer una conexión que atraviese los Andes y llegue hasta Cruzeiro du Sul, de forma tal que el enorme volumen de intercambio comercial entre la China y el Brasil salga por puerto peruano. Dicha vía férrea tendría el siguiente trazo: Huacho, Sayán, Churín, Yanahuanca, Huánuco, Tingo María, Aguaytía, Pucallpa, Cruzeiro du Sul. Sería una vía de unos 750 kilómetros, de los cuales 130 estarían en territorio brasileño y 620 en el Perú.
Así las cosas, nuestro punto de partida y prioridad nacional debe ser comenzar con la ejecución de dos tramos en el sistema ferroviario nacional. El primero, el de Lima a Ica, con una extensión de 309 kilómetros de distancia e inversión de US$3,300 millones y el segundo (en paralelo), el ferrocarril Lima-Barranca con una extensión de 210 kilómetros e inversión de US$5,600 millones. Progresivamente, se deberán incorporar otros tramos ya estudiados: Zarumilla-Chiclayo (482 km), Chiclayo-Trujillo (210 km), Trujillo-Chimbote (229 km), Chimbote Barranca (229 km), Ica-Matarani (590 km) y Matarani-Tacna (290 km).
Una continua integración ferroviaria generará no solo una muy necesaria inclusión física entre los peruanos, sino que dinamizará la actividad comercial, agroindustrial, portuaria (económica en términos generales) y tendrá un impacto enorme en la generación de valor inmobiliario en las zonas cercanas a las ciudades.
Dado el enorme impacto económico que el desarrollo ferroviario y, en especial, el puerto de Chancay tendrá en todo el continente (así como el enorme potencial social en el Perú), más de un consorcio ferroviario tendría interés en realizar dichas obras. ¡Conquistando la brecha en infraestructura contribuiremos en poner nuestro progreso sobre rieles!
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