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[OPINIÓN] Richard Arce: “El problema no es el reloj Rolex”

“En un país donde las necesidades de las familias se desbordan es contraproducente ostentar joyas de lujo, más para alguien que proviene de las izquierdas y considera que rendir cuentas ante la población es una obligación”.

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En política hay que cuidar las formas, es una lección elemental para los mensajes que se dan cuando uno tiene la responsabilidad de un cargo público, más si es fruto de elección popular porque se tiene la obligación permanente de rendir cuentas a los electores y además es inherente a la función pública. Accountability como llaman los americanos.
Por tanto, el affaire de la presidenta con los relojes Rolex que ha venido luciendo en cuanta actividad oficial que tenía que presidir enciende las alarmas y alertas sobre su procedencia u origen; ojo que ya se viene insinuando su procedencia irregular, además de una muestra de signos de riqueza mal habida, después de cuadrar las declaraciones juradas que hace todo servidor público anualmente, para saber con qué patrimonio y bienes cuenta, como una estrategia válida para prevenir el delito de enriquecimiento ilícito.
En el caso de la presidenta Boluarte, cuando uno revisa la declaración jurada que hizo los últimos años desde que laboraba en el Reniec, no supera en ingresos los 50,000 soles. Y es más bien como ministra del gobierno de Castillo que tiene un ingreso bruto importante, que bordea el medio millón de soles, porque ahora de presidenta su ingreso se reduce a la mitad, porque en nuestro país los ministros ganan más plata que un presidente, algo absurdo, pero es una herencia de la demagogia en el gobierno de Alan García.
Pero igual haciendo el balance de sus ingresos, es inverosímil justificar el gasto ostentoso de adquirir un reloj Rolex, que podría valer todo su ingreso anual, si es que recordamos las declaraciones de la presidenta, que mencionó que era un bien suntuoso que siempre ha usado. En realidad, son este tipo de contradicciones que desnudan los argumentos de la presidenta y generan sospecha, porque evidentemente los modelos que usa la presidenta tienen fecha de fabricación posterior a 2020, con lo cual se desbaratan sus justificaciones, exponiéndola una vez más a una mentira.
Independientemente de los gustos suntuosos de la presidenta, ella tiene la obligación de responder e informar al país sobre la declaración jurada de sus ingresos. Y las muestras de ostentación de riqueza deberían estar proscritas; en un país donde las necesidades de las familias se desbordan es contraproducente ostentar joyas de lujo, más para alguien que proviene de las izquierdas y considera que rendir cuentas ante la población es una obligación.
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