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[OPINIÓN] Richard Arce: “Lima, potencia mundial de la ineptitud”
“Rafael López Aliaga, quien en campaña se dedicó a hacer demagogia haciendo ofrecimientos irresponsables, buscando rédito político; y hoy, en la gestión, se ve abrumado por las exigencias de la ciudadanía de cumplir los compromisos asumidos”.
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Seguimos con las andanzas del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, quien en campaña se dedicó a hacer demagogia haciendo ofrecimientos irresponsables, buscando rédito político; y hoy, en la gestión, se ve abrumado por las exigencias de la ciudadanía de cumplir los compromisos asumidos.
Hablaremos primero de Rutas de Lima, el proyecto de los peajes de la corrupción que involucra a las gestiones de Susana Villarán y Castañeda Lossio, que justamente tenía en su momento a López Aliaga como regidor de Solidaridad Nacional, partido que ahora se ha reinventado como Renovación Popular, cambiando del amarillo al celeste, para seguir sorprendiendo al electorado.
Uno de los discursos trillados del alcalde es responsabilizar a Rutas de Lima de todos los problemas del caótico tránsito de Lima y reclamar por el costo oneroso del pago por peaje, responsabilizando a Odebrecht y a Villarán de esta desgracia que viven los limeños.
Tiene razón en parte el alcalde, pero está obligado a contar la historia completa, no la que le conviene. Porque, para empezar, fue en la gestión de su mentor Castañeda que se pudo vender Rutas de Lima a la empresa Brookfield, sin ninguna oposición del municipio, habiéndose ya destapado el escándalo Lava Jato que, justamente, incriminaba a Castañeda y Villarán con sobornos a diestra y siniestra y encima sabiendo que Marcelo Odebrecht ya estaba sentenciado por corruptor en Brasil.
Así que Castañeda no fue ningún santo. Ahora López Aliaga quiere rememorarlo utilizando su eslogan y colores de gestión. Habría que hacerle recordar uno de los casos más escabrosos de corrupción, como fue el Comunicore, para que se deje de sandeces y se dedique a trabajar, que la Municipalidad está en serios problemas, endeudada con unos bonos costos.
Villarán recibirá una condena ejemplar por corrupción y Castañeda estaría en la misma situación o peor. Pero la realidad es que esto no va a lograr la nulidad de los contratos con Rutas de Lima y la ciudadanía seguirá pagando los peajes que volverán a subir una y otra vez. Esto recuerda la farsa de López Aliaga, de supuestamente anular los contratos, cuando no tenía sustento legal. Ahora solo le queda como esperanza el Tribunal Constitucional. Es decir, no tiene nada, como es ahora su gestión, un desastre.
Ya ni hablemos de su oposición a la continuidad de la construcción de las estaciones subterráneas del Metro. Eso grafica su negligencia para gobernar.
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