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[OPINIÓN] Richard Arce: “No es un delito, es una falta”

“Habría que recordar al Gobierno que tirar caramelos no es un acto propio de sus funciones, y mucho menos si armaron todo un mitin para embaucar a incautos con un supuesto baño de popularidad buscando la aprobación que no tiene su gobierno”.

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Ahora que se tiene identificadas a las dos mujeres que participaron en el jaloneo a la presidenta, lo que evidentemente es una falta de respeto a la investidura presidencial y se debe condenar porque la violencia no es el camino, es importante ubicar también el contexto en el que se dio esta situación engorrosa y que ha sido un escándalo que ha trascendido.
Ya hemos detallado las atenuantes de la acción ante la impotencia de los deudos por no lograr justicia para sus seres queridos, que perdieron la vida durante la conflictividad social; a la luz de los videos y los informes de las organizaciones de Derechos Humanos, claramente son víctimas de abuso y violación a los DD.HH. y encima se tiene la indolencia de un Estado y la sospecha de intereses creados desde el Gobierno para que no se investigue.
Ahora, hay que zanjar si hubo o no una responsabilidad penal en la agresión. Lo que alegan los especialistas penales es que no hay delito y solo sería una falta; pero se ha mencionado repetidas veces que sería un delito contra la autoridad pública y correspondería al tipo penal descrito en el Art. 366 del Código Penal sobre la violencia contra la autoridad para impedir el ejercicio de sus funciones, que tipifica el delito en el que alguien use la intimidación o la fuerza contra un funcionario público para impedir o trabar la ejecución de un acto propio de sus funciones.
La realidad es que la agresión va a tener sanción, eso es indudable por la investidura de la presidenta y el contexto en el que estamos viviendo. Por lo pronto, ya el Ministerio Público abrió investigación contra Ruth Bárcena por el presunto delito mencionado, mostrándonos tal diligencia con este incidente, como no la hubo cuando ocurrieron los hechos luctuosos que enlutaron a decenas de familias durante la conflictividad social; va más de un año y no hay nada. Entenderán por qué la molestia y la rabia de los deudos si se sigue sembrando la frustración y resentimiento.
Habría que recordar al Gobierno que tirar caramelos no es un acto propio de sus funciones, y mucho menos si armaron todo un mitin para embaucar a incautos con un supuesto baño de popularidad buscando la aprobación que no tiene su gobierno.
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