[Opinión] Richard Arce: Se va quedando solo, presidente Castillo

Fecha Actualización

07/02/2022 - 07:00

La situación del presidente Castillo es precaria en el gobierno, al extremo que está perdiendo la legitimidad para gobernar, situación extremadamente grave, puesto que es el preludio del fin de su gobierno y, al parecer, pasadas 48 horas desde el anuncio de la remoción de los miembros del gabinete de ministros, no se tiene novedades al frente. Más aún, si el propio Valer, en su condición premier, ya renunció, automáticamente cae todo el gabinete en su conjunto.

Podríamos afirmar que Pedro Castillo está sufriendo el síndrome “pato rengo”, en referencia al término acuñado por los americanos “lame duck”, utilizado para definir la situación de un gobierno que está en la fase final de su periodo de gestión, donde la población solo está esperando el cambio de mando, pero con la peculiaridad de tener ya al reemplazante, que genera expectativas.

Aquí es paradójico, porque ha sido el propio presidente el único responsable de esta crisis, no hay argumentos, y menos justificaciones, para morigerar sus negligencias, que llevan al país a un punto de no retorno; en vista de ello, se ve la renuncia del presidente como la única salida a esta crisis. Debería considerarlo como un último gesto, si es que le queda algo de dignidad.

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Pero el mundo no funciona así y menos se puede esperar que valores como la honorabilidad y el desprendimiento sean las características de la clase política. Más bien es un mundo donde priman las ambiciones y mezquindades y aquí no se salva tampoco el Congreso, que se encuentra con el mismo cuestionamiento. El rumor que se repite en la calle es que se vayan todos.

Los desvaríos y dudas del gobierno muestran que el presidente se está quedando solo, sus ocasionales aliados de la izquierda han anunciado abiertamente su posición crítica, con ciertas reticencias, para pedir su renuncia o promover su vacancia; pero es cuestión de días, en vista que han quedado evidenciados en su oportunismo y ahora solo tratan de salvar su alicaída imagen pública. Empieza la cuenta regresiva para Castillo.

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