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[Opinión] Yesenia Álvarez: Hecho en socialismo
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No había duda de que el gobierno de Pedro Castillo sería un gobierno populista de izquierda y que buscaría emular las recetas probadas por los autócratas populistas de corte socialista como Chávez, Maduro, Correa y Morales, e incluso de la dictadura cubana.
Aunque los fenómenos de estos populistas no son homogéneos, todos ellos han coincidido en buscar deslegitimar y demoler a líderes críticos de la sociedad civil y de la oposición. Operan sobre la base del exclusivismo, fenómeno que Carlos Alberto Montaner explica en un ensayo del libro El estallido del populismo y bajo el cual estos gobernantes creen que solo ellos son los auténticos representantes del pueblo, los otros son los enemigos del pueblo. En el mismo libro, Gerardo Bongiovanni cita que una de las seis pistas que Isaiah Berlin indicaba para comprender el populismo era “la vocación de dirigirse a la totalidad o a la mayoría del pueblo, separando al resto como antipueblo”.
No es casualidad la nueva frase política de comunicación social del gobierno “Siempre con el pueblo”. Tampoco la estrategia articulada de la izquierda peruana con la izquierda española que buscó desacreditar a la presidenta del Congreso por unas supuestas críticas al gobierno en el exterior. Alrededor de esto, se puede advertir también esa construcción de etiquetas para descalificar cualquier crítica, o exigencia de rendición de cuentas al gobierno que pasa a ser considerada golpista, antidemocrática o de ultraderecha. Acciones legítimas de la sociedad civil para alertar en el exterior sobre las transgresiones del presidente son cubiertas aquí por algunos periodistas y medios funcionales al gobierno como “desestabilizadoras”.
Se trata de tácticas de una izquierda chavista, y también de la dictadura cubana que llevan años fustigando contra opositores acusándolos de contrarrevolucionarios y mercenarios.
Por eso hay que ponerles todo el pensamiento crítico a esas columnas y reportes que buscan inventar la etiqueta de una ultraderecha desestabilizadora. Los populismos necesitan confundir a la ciudadanía y descalificar cualquier intento de cuestionarlos. Muchas veces la jauría contra los críticos utiliza la posición privilegiada del aparato comunicacional del Estado pagado con nuestros recursos. Advertidos estamos.
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