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Oportunistas del descaro
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La indignación por la demanda presentada por Odebrecht ante el CIADI es inevitable: la empresa fue un motor de corrupción sin precedente en el país y ya ha traído demasiado daño como para ahora exigir un pago de $1,200 millones. Odebrecht no merece la gracia de nadie, pero la legítima frustración no debería llevarnos a caer en el juego de quienes aprovechan cada controversia para intentar tumbarse al Equipo Especial Lava Jato y deshacer lo avanzado.
La demanda de marras no está relacionada con el acuerdo de colaboración eficaz que fue firmado por el Ministerio Público ni con el trabajo del equipo especial de fiscales, sino que responde a la resolución del contrato del Gasoducto del Sur durante el gobierno de PPK y a una compensación a la que la empresa dice tener derecho por inversiones previas. El contrato no es parte del acuerdo de colaboración porque, antes de ser firmado, la empresa negó hagar pagado sobornos a funcionarios en ese proyecto. Por eso, quien debe contar qué pasó es el gobierno, que durante los últimos meses ha venido negociando vía trato directo con la empresa una solución a esa controversia.
Pero en vez de explicar eso, no han faltado los oportunistas de siempre que están aprovechando el malestar colectivo frente al descaro de Odebrecht para enfilar nuevamente contra los fiscales, exigiendo que se anule su acuerdo y se desintegre el equipo especial. No olvidemos que el Estado peruano estaba entre liquidar a la empresa sin obtener información o dejarla operar a cambio de que cante. Se decidió ir por el segundo camino y ese es el que los fiscales están intentando recorrer. No es perfecto, pero ha permitido que la información fluya, a pesar de que algunos insisten en matar a la empresa y enviarla a la tumba con toda la información.
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