A pesar de la crisis constante en que vivimos y las ganas de algunos políticos de no dejarnos vivir tranquilos, siempre tenemos que darle espacio al optimismo urbano.
Hace una semana se celebró la sexta edición del Premio Ciudad, que reconoce los proyectos e iniciativas ciudadanas con un inmenso potencial para transformar la vida de las personas y mejorar su entorno.
Este año, la ceremonia incluyó un nuevo y significativo galardón: el reconocimiento especial Cecilia Melgar Bravo, en memoria de esta querida activista ciclista —y promovido por Conservamos por Naturaleza y la Red por la Convivencia Vial—, que premió a la Asociación de Ciclistas Tacna en Bici.
En la categoría Buena Gestión Urbana, el proyecto ganador fue Entornos Escolares Seguros del Ministerio de Transportes, el cual destacó por su enfoque en la seguridad vial alrededor de los entornos escolares y por el impacto positivo que tiene en la gestión pública. El galardón en la categoría Contribución Urbana fue otorgado a Aquafondo por su proyecto Aquareuso, el cual promueve el reuso de aguas residuales tratadas para gestionar la demanda de agua en Lima Metropolitana. En la categoría Acción Ciudadana, se destacó la labor de la Junta Vecinal Parque Pléyades, una organización que ha trabajado activamente en generar cambios positivos dentro de su comunidad a fin de contribuir a la mejora del entorno urbano.
Diversas organizaciones recibieron también menciones honrosas, entre ellos la Gerencia de Transporte y Movilidad Urbana de la Municipalidad Provincial de Piura, la Asociación de Ciclistas del Perú (Aciper), la Asociación Comando Ecológico, y la Asociación Circuito Ecoturístico Lomas de Paraíso VMT. Además, fueron reconocidos Integración, Gobernabilidad y Economía Circular (Ingec) junto con las juntas directivas de los huertos comunitarios en Villa El Salvador y San Juan de Miraflores. Asimismo, se otorgaron menciones al colectivo Lomas de Pamplona y a la Gerencia de Movilidad Urbana de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
Es así que, en medio de la crisis económica, climática y política, nos alegra saber que siguen existiendo ciudadanos y ciudadanas comprometidos con mejorar sus barrios y comunidades, trabajando desde sus distintos intereses y preocupaciones para hacer de nuestras ciudades lugares mejores. Y eso hay que celebrarlo.