El país más feliz
Pensándolo bien, es una excelente noticia que el presidente Humala se la pase criticándonos y quejándose, día y noche, de lo horrible que le parece este oficio de “sangre y morbo” que, según él, ejercemos los periodistas, gallinazos o gallináceos. Habría que celebrar que le disguste tanto. Lo alarmante sería lo contrario: ningún reportero que se respete quisiera que el presidente lo aplauda y le ponga una estrellita en la frente. Joder al poder es una de las principales misiones del periodismo. Y si al poder le jode lo que decimos, pues fabuloso, felicidades. Pero veo que algunos colegas llorones se asustan cada vez que don Ollanta refunfuña. Veo que algunos se esponjan toditos cuando El Hombre reniega. Si le hacemos la vida a cuadritos, ¿qué esperaban?, ¿que nos mande unos bombones?, ¿unos peluches de regalo? Ya, pues, muchachos, cambiemos de actitud: ¿qué nos cuesta escribir noticias más bonitas?