Digamos, querido lector, que empiezo escribiendo “a palabras necias”. Entonces, es altamente probable que usted, sin más información que esas tres palabras, complete la oración en su mente con “oídos sordos”. Sucede que el refrán reside en su mente, igual que en la mía y en la de muchos con los que compartimos la misma cultura. ¿Cómo llegó ahí? Pues a través de muchas conversaciones e historias con nuestros padres, abuelos o amigos. ¿Por qué sigue existiendo a través de los años? Igual que las tradiciones, el refrán sigue existiendo porque es útil, porque es simple y concreto, porque ha demostrado su utilidad a través de muchas aplicaciones a situaciones específicas. Los refranes son unidades de información cultural que, aun sin redes sociales, han alcanzado viralidad global. Son memes.
Algunos jóvenes pueden pensar que el concepto de meme nos divide generacionalmente. Pueden creer, también, que un meme se refiere únicamente a una imagen graciosa. Lo cierto es que el concepto de meme fue introducido por Richard Dawkins en su libro El gen egoísta en 1976. Dawkins crea el neologismo para que rime, en inglés, con la palabra gen, y lo usa para describir esa unidad de información cultural que pasa de una mente a otra, al igual que los genes que transmiten información biológica de un organismo a otro.
Un meme puede ser una idea, una historia, una canción, etcétera, que se propaga de una mente a otra. Igual que los genes, los memes pueden mutar y evolucionar con el tiempo. Los más efectivos en ser copiados son los que mejor sobreviven, mejor se propagan y mejor acompañan la evolución de nuestra cultura. De hecho, el concepto de meme también ha evolucionado y adquirido una nueva connotación en la cultura de las redes sociales. El concepto también ha dado paso a un campo de estudio, la memética, centrado en la transmisión y la replicación de ideas y comportamientos siguiendo la lógica evolutiva en donde se compite por nuestra atención y el espacio en nuestra memoria.
Asimismo, también es posible pensar en la carga emocional de esas unidades de información cultural como uno de los factores centrales de su viralidad. En este sentido, su capacidad de contagio emocional constituye un factor crítico de su supervivencia. Pensemos por unos segundos en los acordes iniciales de guitarra y cajón de Contigo Perú antes de un partido de la selección o pensemos unos segundos sobre los sentimientos que la inseguridad ciudadana nos crea y veremos cómo, junto con las ideas, también podemos compartir emociones.
La guerra de las ideas, como lo exponía en un artículo reciente, será llevada a cabo principalmente en el territorio de las emociones, la generación de lazos de confianza y la empatía. Por ello, no está de más centrar nuestra atención en los memes de diversa índole que pueblan nuestra imaginación. Como nos dijo el historiador Lucien Febvre: “Nunca es una pérdida de tiempo estudiar la historia de una palabra”.