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Pato rengo
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La sesión parlamentaria del viernes dejó varias frases, como la de Omar Chehade, cuando dijo “El presidente Vizcarra es un pato...el presidente Vizcarra es un pato rengo (...) es un pato cojo”, en lo que puede leerse como una doble alusión, una en clave de esquina, sobre la orientación sexual de Vizcarra y, la otra, sobre su legitimidad para gobernar.
La vieja costumbre de intentar anular a una persona por su orientación sexual muestra lo idiota que alguien puede llegar a ser y que en Perú queda mucho por cambiar para que no quede duda sobre eso. ¿Y el pato rengo? Esa es una frase utilizada en la política norteamericana (“lame duck”) para referirse al gobernante o legislador que está terminando su mandato después de que su sucesor haya sido electo, por lo que su poder está disminuido. Es el clásico periodo en el que “ya está de salida” donde, si bien aún no entrega el cargo, se espera que no haga mucho. Así que en esto Chehade también se equivocó. Además, ¿no será él más pato rengo y sus colegas igual de patos cojos? Finalmente, ninguno de ellos podrá ser reelecto, así que también están de salida y, a decir de todas las encuestas, su legitimidad está mucho más por los suelos que la del presidente que intentaron vacar.
Todo el show montado alrededor de los audios, Richard Swing y la vacancia ha revelado las debilidades de Martín Vizcarra, pero también que al enfrente tiene una oposición aún más mediocre que él, lo que evidencia lo bajo que vuela nuestra política. Con todas las carencias que Vizcarra ha demostrado, sin tener partido ni bancada ni base popular, durante este periodo extendido de conflictividad política, se ha llevado de encuentro, una y otra vez, a todos los partidos tradicionales y sus dinosaurios, algo que dice mucho más de ellos que de él. Si queremos entender que un pato rengo es un político sin legitimidad, el Perú tiene una bandada de ellos.
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