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Peor imposible
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Desde aquí describíamos lo evidente. Un presidente que no había buscado el cargo que hoy ocupa, sin bancada, sin partido y arropado en su despacho por su entorno más íntimo. Su gente de confianza. Sus amigos moqueguanos. Un mandatario que privilegiaba la amistad a la calificación profesional a la hora de armar el equipo. El ejemplo perfecto: el exministro Edmer Trujillo.
Hoy está claro que el Presidente está en un laberinto que él solito tejió. Aquí pasa a segundo plano el inefable Swing y su contratación con el Estado. En alto relieve: Vizcarra no nos ha dicho todavía toda la verdad.
No obstante, ¿se imaginan un gobierno encabezado por Merino, Alarcón o Chehade? La cosa no puede pintar peor. Rejodidos estamos.
El intento de vacancia es más inmoral que la incapacidad que ha demostrado el presidente para intentar salir ileso. Pero el show debe continuar y hay un proceso electoral en curso, que se tiene que llevar a cabo con Martín Vizcarra en la Presidencia.
Vienen días de interpretaciones y trajinados debates constitucionales… Incertidumbre y circo en medio de la crisis sanitaria y económica.
La tristeza por las muertes, la frustración por el desempleo y la desesperanza en … ¿existe una clase política?
A los jóvenes hay que decirles que la indiferencia no paga. Hay que asumir responsabilidades. Ser verdaderos ciudadanos, apreciar la empatía, valorar la tierra y no perder la ilusión en el futuro. Sí. Pese a la falta de nivel, pero sobre todo por encima de la mafia que hoy ocupa tantas curules.
El Tribunal Constitucional nuevamente es el encargado de invocar el orden legal.
Al presidente le corresponde disculparse y a los infames congresistas limitarse a no seguir hundiendo el barco en el que por ahora navegamos sin brújula. Encontrar un norte es nuestra tarea más urgente.
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