Recuerdo que conversé con un chileno joven de nivel socioeconómico alto que había apoyado las protestas. “Es la única forma de que los escuchen”, me dijo justificando los desmanes de los vándalos. Además, se mostró a favor del cambio de Constitución. “Somos el único país en el que el agua es privada, ¿cómo es eso posible?”, me dijo. A lo que yo le pregunté si el agua era cara. “No sé”, me contestó. Según datos oficiales, la cobertura de agua potable en Chile, manejada por los privados, es superior al 99%.