Estando ad portas del discurso presidencial de Fiestas Patrias, quisiera recordar algunas necesidades urbanas y servicios públicos que deberían ser tomados más en serio y ser convertidos en políticas de Estado. Quizá la presidenta Boluarte hará alguna mención sobre estos temas, pero no creo que, realmente, se logre un compromiso país.
En primer lugar, la vivienda. Sí, por supuesto, existe una política de vivienda social basada principalmente en los bonos de vivienda, como el de construcción en sitio propio o el programa Techo Propio; sin embargo, estas soluciones son insuficientes ante una demanda absolutamente insatisfecha y que presiona enormemente en el crecimiento urbano desabastecido de servicios esenciales.
Otra política que debería ser tomada más en serio es la de la promoción de sistemas de transporte público en ciudades. Desde Promovilidad se están impulsando planes de movilidad urbana en distintas ciudades del país; sin embargo, aún no se ven reflejadas en los territorios las soluciones de transporte. Incluso en el caso de Lima, la megainversión en el Metro de Lima y Callao necesita ser complementada con una reforma integral de buses.
Vinculada al transporte, tiene que atenderse con carácter de emergencia la inseguridad vial. Cada año muchísimos peruanos y peruanas mueren en las pistas y carreteras del país. La trágica muerte de nueve integrantes de la orquesta “Antología del Folklore” y del conductor del bus es una más de las tragedias que enlutan a muchas familias. Poco se hace para mejorar el diseño vial e implementar mecanismos para reducir estos siniestros.
La inseguridad ciudadana que está excediendo límites antes conocidos y donde se nota una ausencia de estrategia de prevención y desactivación del delito. Las autoridades locales no podrán solas ante amenazas mayores como mafias de redes de extorsión y sicariato. Así también, sería ideal que se haga mención a la crisis climática y las medidas de adaptación que se deben impulsar a nivel de las ciudades.
Por último, atención a la pobreza urbana es un factor que debe ser atendido. Desde el Midis están trabajando en este camino, pero sería determinante que el compromiso sea desde el más alto nivel y volver el tema una cruzada para reducir esta cifra. Los indicadores de anemia que se han desbocado, la continua necesidad de las ollas comunes en los barrios y la proliferación de zonas con bolsones de enfermedades —como tuberculosis— deben ser abordados. Es necesario potenciar estrategias de atención para aliviar el hambre y la vulnerabilidad.
¿Estará a la altura la presidenta?