Jorge Luis Salas Arenas, presidente del JNE, pidió que se elija a su reemplazo para dejar el cargo en noviembre. Su gestión debe servir para entender que una institución como la suya, no solo debe ser imparcial, sino también parecerlo.
Es cierto que un sector de la derecha atribuyó a Salas, sin prueba alguna, haber favorecido a Pedro Castillo en las elecciones generales de 2021. Aquello fue injusto y reprochable. Sin embargo, lo cuestionable del titular del JNE son las polémicas decisiones tomadas por su institución, así como la utilización de la cuenta oficial del JNE para compartir entrevistas con una clara tendencia política.
Durante su gestión se cometieron arbitrariedades como la exclusión de las listas al Congreso del PPC y del APRA en 2021, a quienes el Tribunal Constitucional les terminó dando la razón en 2023. En el caso de PPC, el JEE Lima Centro 2 no informó sobre su horario de atención; mientras que en el caso del APRA, el sistema cerró abruptamente.
Por otra parte, también se presentó una polémica con la inscripción del partido A.N.T.A.U.R.O., cuyas iniciales no requieren mayor análisis para saber a quién pertenece. A pesar de que el sentenciado golpista y asesino lidera el movimiento y propone lo que sería un régimen fascista, el JNE otorgó la inscripción al partido.
Por último, la cuenta de X del JNE ha sido utilizada de forma cuestionable. En primer lugar, se realizaron un sinfín de publicaciones en las que se cuestionan las reformas políticas del Congreso como la eliminación de las PASO. Sin embargo, en las atribuciones constitucionales del JNE no se encuentra la de ser analista político ni comentarista, sino de velar por la transparencia electoral.
Asimismo, desde la cuenta institucional se han compartido extractos de entrevistas con un claro sesgo político. En abril de 2024, el JNE comparte una entrevista del IDL a Guillermo Nugent y lo citan textualmente: “’Hay un proceso de infantilización política’ (…) ‘la lógica del capricho es profundamente autoritaria’ (…) ‘lo que va a ocurrir con el siguiente capricho puede ser, ¿saben qué?, no me gusta ir a elecciones, mejor no convoco a elecciones y me quedo’”.
¿Acaso se puede decir que el JNE es imparcial si desde su cuenta se publican estos contenidos? ¿Es correcto que el organismo que vela por la transparencia electoral se la pase compartiendo comentarios con una clara tendencia política?
Por ello, el nuevo titular del JNE debe ser alguien cuya postura política sea una incógnita, pero con la responsabilidad y madurez para proteger la reputación y transparencia del órgano que liderará.
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