La política y el bicentenario

La inestabilidad y crisis presentes hoy en nuestro país son consecuencia de la desigualdad social, la corrupción, la deficiente educación y la creciente ausencia de valores. Muchos nos ven como una sociedad disfuncional porque, mientras un pequeño porcentaje de la población puede darse una vida de primer mundo, los demás viven en infrahumanidad por límites que les impone la pobreza: miseria extrema.

La acción política tiene que ver, decididamente, con el amor y el servicio a la patria y a los patriotas. Servir no es sinónimo de sumisión o minusvaloración; muy por el contrario, es la recta disposición de ofrecer el conocimiento y la experiencia adquirida en la propia trayectoria. En política, la finalidad es crear espacios para promover soluciones a los problemas sociales en primera persona y la gestión gubernamental apoyará con los medios y recursos necesarios fundamentales. Otra mirada es buscar el bien de la sociedad y no beneficios personales o de grupo.

Hoy por hoy, la política está muy desprestigiada por el sabor a traición que experimenta cada ciudadano; entonces, surge la negatividad, indiferencia y amargura. El compromiso y opción por los más desfavorecidos no debe ser una frase demagógica. Se deben desarrollar políticas públicas para una superación económica, cultural y humana de los pobres. Recuperar la dignidad, solucionar la inseguridad ciudadana, la delincuencia y la violencia social.

En la actual coyuntura hace falta dignificar la política, impregnándola de humildad, honestidad y servicio, para así mitigar el desconsuelo de los millones de peruanos que ven cómo las estructuras del Estado muestran la precariedad de nuestra clase política.

Somos elegidos por el pueblo y debemos dedicar nuestra labor en bien del pueblo. Recuperaremos la dignidad, solucionaremos problemas como la inseguridad ciudadana, la delincuencia, violencia y desorden social en tanto el trabajo sea conjunto y en permanente diálogo con todos los sectores, revalorando la presencia de la mujer en todos los ámbitos donde ella se desempeña, como pieza clave para el desarrollo y sostenibilidad, reconociendo la complementariedad entre hombres y mujeres, construyendo una patria segura para nuestras generaciones futuras.

En el marco de conmemorar el bicentenario de nuestro país, no nos queda más que reflexionar y propiciar un punto de quiebre que permita superar los grandes desafíos que tenemos por delante y en el que todos debemos involucrarnos. Nosotros tenemos que decidir nuestro lugar en la historia y qué rol desempeñaremos.