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¿Competitividad 2017?: Bien y mal
“Las prioridades para que el Perú mejore sus perspectivas de crecimiento son meridianamente claras: reforma de la administración de justicia, la educación y la policía”.
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Como en años anteriores, el Foro Económico Mundial de Davos acaba de publicar el informe de competitividad global, donde analiza los factores que determinan la eficiencia económica y el potencial de crecimiento de cada una de 137 economías. En el examen utiliza un total de más de ciento cincuenta variables agrupadas en tres grupos: requerimientos básicos, eficiencia e innovación.
Entre los requerimientos básicos están las instituciones, la estabilidad macroeconómica, la infraestructura, y la salud y educación primarias. En tanto que el funcionamiento de los mercados, incluyendo el sistema financiero, entra dentro de los factores de eficiencia.
Para cada país, a cada una de las variables examinadas se le asigna una puntuación de 1 (peor) a 7 (mejor); agregando estas se llega a una puntuación global y de la comparación entre las puntuaciones se obtiene una clasificación de países. Los cinco más competitivos son Suiza, EE.UU., Singapur, Holanda y Alemania, mientras que la cola está poblada de países africanos; Venezuela y Haití también aparecen entre los diez últimos.
El Perú está a mitad de la lista, en el puesto 72, tres posiciones por debajo del lugar que ocupó en el año anterior. ¿Y qué nos dice el informe sobre factores concretos? Nada nuevo, corrobora lo que ya sabemos, que registra condiciones relativamente favorables en cuanto a estabilidad macroeconómica y solidez del sistema financiero (ubicándose en el tercio de países a la cabeza) y desfavorables en instituciones, educación, infraestructura e innovación (en el tercio de la cola).
En el capítulo de instituciones se incluyen variables tales como imperio de la ley, corrupción, administración de justicia, policía, políticos, comportamiento ético de empresas, etc. Ahí las cosas están francamente mal. Por ejemplo, en las variables de confianza de la población en los políticos y en la policía y el problema del crimen organizado, el Perú se ubica entre los diez últimos puestos. Además, según el informe, el factor más limitante para los negocios es la corrupción.
De manera que las prioridades para que el Perú mejore sus perspectivas de crecimiento son meridianamente claras: reforma de la administración de justicia, la educación y la policía. El resto, siendo importante, es de menor orden de magnitud.
En mi opinión, el reciente debate sobre la pena de muerte es desencaminado. El rigor de las penas sirve de poco si no se reforma la administración de justicia. Legislar es fácil, poner en vigor las leyes es otro cantar.
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