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Experimentos con sangre
“¿No sería maravilloso que se pudiera probar la eficacia de los fármacos analizando sus efectos en una muestra de sangre del paciente? Pues parece que sí es posible”.
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Hace unos días AT, que mide como nadie las preferencias de la gente, me dijo que ya está bien de escribir sobre la inminente crisis financiera, que tengo que alternar este tema con otros. Tomé nota. Resulta que esta semana se me presenta una oportunidad sin igual.
Qué terrible tiene que ser vivir despierto en un mundo que una persona normal solo vive en sus sueños; esa es la realidad virtual del esquizofrénico, según el libro La química de los estados conscientes del Prof. Allan Hobson. Un enfermo va a consulta. El médico considera que hay, pongamos, una docena de fármacos que le pueden ayudar. La pregunta clave es cuál será el más efectivo, pero controlando los efectos secundarios dadas las características del enfermo. Hoy en día, el médico no tiene otro camino más que la “prueba y error” secuencial del puñado de sustancias que considere a priori idóneas, porque cada paciente es un universo en sí mismo. Este proceso puede durar años y, en algunos casos, no conducir a una medicación adecuada.
A diferencia de otras ramas de la medicina, en psiquiatría no es posible hacer una biopsia de tejidos del cerebro, ni tampoco realizar pruebas con animales: se imaginan preguntarle a un ratón si oye voces o siente que le persiguen. ¿No sería maravilloso que se pudiera probar la eficacia de los fármacos analizando sus efectos en una muestra de sangre?
Pues parece que sí es posible. Un equipo de biotecnólogos de la Universidad de Cambridge acaba de publicar los resultados de una investigación según la cual la composición de la sangre –concretamente los linfocitos-T responsables de la inmunidad que destruyen células enfermas– de un esquizofrénico difiere de la de una persona sana y, lo que es más, parece ser que se puede investigar la eficacia de los fármacos analizando directamente sus efectos en una muestra de sangre del paciente. Los resultados de la investigación han sido publicados esta semana en la revista especializada Science Advances de la American Association for the Advancement of Sciences. Esta revista es del grupo editorial Science. Hay que decir que los resultados son preliminares, pues es una investigación pionera, y por tanto están sujetos a posterior verificación. El estudio sigue a otro publicado hace un año por el mismo equipo en la revista Molecular Psychiatry, del grupo editorial Nature.
Esta investigación abre el paso al desarrollo de nuevos medicamentos, a la medicación personalizada, y también a la búsqueda de usos alternativos para medicinas que ahora se utilizan para otras enfermedades, algo que se conoce con el nombre de repurposing. Por ejemplo, el estudio mencionado descubre que sendos medicamentos que ahora se utilizan para la hipertensión y la inflamación también tienen potencial para el tratamiento de la esquizofrenia.
Tengo que hacer explícito un interés personal. La investigación a que me refiero la ha dirigido la Dra. Sabine Bahn, directora del Centro de Neuropsiquiatría de la Universidad de Cambridge, pero el investigador principal es mi hijo Santiago. Nature y Science son los dos grupos editoriales punteros en temas científicos, por lo que, discúlpenme, ¡no quepo en mí mismo!
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