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[Opinión] Richard Arce: “El Congreso solo funciona a presión”
“La sola mención de la Constituyente ha generado revuelo en ambos extremos de izquierda y derecha”.
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Ayer sorprendió que el Congreso aprobara la reconsideración para la votación del adelanto de elecciones, programado para el mes de octubre. Es un primer paso, porque ahora se abre el debate nuevamente para definir, de una vez, una fecha cierta para la realización de los nuevos comicios.
Ya es reiterativa la expresión de la indignación que deben compartir millones de peruanos con esta actitud del Congreso. La falta de empatía ante la crisis que vive el país y el desprecio por la espiral de violencia que ha desencadenado el escalamiento de la conflictividad es deplorable.
En ese escenario es importante que el Ejecutivo emplace al Congreso y “alborote el gallinero” para que se aborde con responsabilidad el adelanto de elecciones, como una estrategia para distender este ambiente de conflictividad.
Por eso, sugerimos que era importante que la presidenta Boluarte se pronuncie, lo cual decidió hacer en la noche del domingo, en horario estelar mediante un mensaje a la nación, para exigir que se apruebe el adelanto de elecciones, expresando la posición del Ejecutivo para que estas sean en octubre de este año 2023.
En su anuncio consideró plantear un paquete de propuestas legislativas que coadyuven a facilitar todo el procedimiento de adelanto de elecciones, que incluyen la valoración de leyes vigentes que inclusive abordan la reforma total de la Constitución.
La sola mención de la Constituyente ha generado revuelo en ambos extremos de izquierda y derecha, que han lanzado el grito al cielo; en realidad, ella hacía referencia a un dispositivo vigente. Entonces, si quieren una Constituyente, que ganen las próximas elecciones.
Lo positivo de esta posición del Ejecutivo es que ha obligado a todas las bancadas a buscar un consenso para definir –por fin– el recorte de mandatos; esperamos que se dé. En caso contrarios entrarían a tallar las otras alternativas para presionar al Congreso, por ejemplo, una cuestión de confianza o –¿por qué no?– condicionar su renuncia para lograr que se vayan todos.
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