Mientras el mundo debate sobre la regulación y uso ético de la inteligencia artificial (IA), el Perú sigue en una etapa embrionaria de su desarrollo. Aunque contamos con una Estrategia Nacional de IA (ENIA) desde 2021, no tenemos un registro ni un monitoreo público que nos permita saber si se están cumpliendo los objetivos planteados para 2026. Sin una visión estratégica común, el país camina hacia una peligrosa dependencia tecnológica.
El índice ILIA 2024 (indicelatam.cl) revela que hemos caído de la posición 7 a la 8 de 19 paises de la región: mejoramos en formación profesional e investigación y desarrollo (I&D), pero hemos retrocedido en infraestructura, gobernanza e institucionalidad. Por otro lado, el Estado, la academia y el sector privado avanzan por su cuenta, sin articular esfuerzos.
La ENIA (2021-2026) es un documento ambicioso y bien estructurado, alineado con tendencias globales, pero no hay evidencia pública de implementación real ni rendición de cuentas de su avance.
El Perú no puede avanzar estratégicamente en IA si desconoce qué instituciones la están desarrollando, cuánto se invierte, cuáles son sus aplicaciones reales y qué talento se está formando. Necesitamos llevar un Registro Nacional de Proyectos e Iniciativas en IA, impulsado desde el Estado pero articulado con universidades y empresas. Esto nos permitirá entender nuestra verdadera situación actual, coordinar esfuerzos, evitar duplicidades y establecer una estrategia nacional abierta, inclusiva y realmente efectiva. Es momento de que las autoridades y actores clave asuman la responsabilidad y liderazgo que el Perú necesita para no quedarse atrás.