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Repudio huanca
Ya en el Gobierno, en 2021, el desengaño empezó casi el mismo día en que su improvisado e ignorante candidato asumía el poder, por un estrecho margen de votos.
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Dos congresistas de Perú Libre fueron rechazados y encarados abiertamente en el mercado popular de Huancayo, ciudad de donde es originario este partido, fundado por el hoy prófugo Vladimir Cerrón.
Para los pobladores de Junín esto no constituye ninguna novedad, sin embargo, pocas veces se había manifestado de manera tan rotunda la decepción y vergüenza que estos políticos representan para los huancaínos.
Razones no les faltan. Los así llamados ‘lapicitos’, tras un lanzamiento a la arena política impulsados por pomposos discursos socialistas y banderas rojas, han terminado envueltos en un sinnúmero de denuncias por coimas e inmoralidades de variado octanaje. La mayoría de ellas, de la época en que Cerrón y los suyos –según la Fiscalía, una bien montada red criminal que operaba en la zona central del país– administraron la región, entre los años 2011 y 2014.
Precisamente como resultado de una de las investigaciones sobre las actividades de su líder máximo, por no decir su cabecilla, este se encuentra actualmente ‘no habido’. Es decir, escondido y fugado de la justicia, luego de haber recibido una condena sólida en su contra.
Ya en el Gobierno, en 2021, el desengaño empezó casi el mismo día en que su improvisado e ignorante candidato asumía el poder, por un estrecho margen de votos.
Pedro Castillo llegó finalmente a Palacio, pero el llamado a ser el frente oficialista no tardó mucho en hacerse añicos jaloneado por disputas internas, signadas todas por la avidez de las facciones en una repartija del poder, el erario y las instituciones del Estado pocas veces vista en nuestra vida republicana.
Castillo se dedicó a hacer su propio juego político y sindical, pero Cerrón le seguía poniendo ministros y funcionarios a cambio de su apoyo permanente en el Congreso… hasta que al chotano le llegó la noche tras su patética asonada golpista. El resto es historia conocida.
Lo ocurrido este fin de semana con Waldemar Cerrón y María Agüero en un mercado de la capital huanca es, sin embargo, llamativo, pues se trata de una reacción contra los políticos que ya en la gestión del Estado se olvidan de sus núcleos originales y actúan en función de intereses particulares, cuando no groseramente delictivos.
La ensordecedora rechifla colectiva y los insultos que sus propios paisanos les profirieron, en una zona populosa que antes dominaban, son más que merecidos.
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