PUBLICIDAD
Salida institucional
Imagen
Fecha Actualización
En medio del luto generalizado y una crisis económica grave, el Ejecutivo y el Congreso vienen dando a la ciudadanía un espectáculo bochornoso. Cunden la irreflexión, la falta de respeto y la irresponsabilidad desbocada. Entre los pocos aspectos rescatables de la lamentable coyuntura está que el conflicto no haya devenido en un quiebre democrático. Así de mal estamos. Las Fuerzas Armadas se han mantenido impasibles, honrando su función constitucional. Mejor aún, la controversia se ha canalizado hacia el mecanismo previsto para solucionar estas situaciones. Será el Tribunal Constitucional quien zanje la disputa.
Llega al TC un viejo dolor de cabeza del constitucionalismo peruano vinculado a las relaciones Ejecutivo-Legislativo. ¿Cómo entender la atribución del Congreso de declarar la permanente incapacidad moral del presidente de forma respetuosa con la Constitución? ¿Cómo se debe llevar a cabo un procedimiento parlamentario de vacancia que observe los derechos fundamentales y los principios de razonabilidad, gobernabilidad y equilibrio de poderes en un sistema presidencial? Son algunas preguntas que responderá el TC cuando, dentro de meses, sentencie. Todo, claro está, bajo el supuesto de que acepte tramitar el caso competencial. Sería una sorpresa que el TC se ponga de perfil ante una controversia tan importante.
El presidente ha sido citado este viernes al Pleno a defenderse. Ese mismo día, el Congreso votará si lo destituye o no. Para evitar una situación irreversible, el Ejecutivo ha pedido al TC una cautelar. Se trata de un instrumento que garantiza que la justicia pueda ser efectiva en casos con peligro en la demora. Aquí, la cautelar “congelaría” el procedimiento de vacancia sin sacrificarlo hasta que el TC, con mayor calma y análisis, pueda formarse una mejor idea respecto a quién tiene la razón en este álgido e inoportuno combate.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD