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“Sueños de un ingenuo”
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Hace unos días me encontré con un buen amigo, a quien no veía hace unos meses, que me felicitó por mis artículos, comentándome que me leía siempre, pero que a veces era muy ácido. Le comenté que la coyuntura económica y política del país se presta a ser tratada con acidez; añadí que podía endulzar la realidad, pero que no creía que fuera lo que buscan mis lectores. Es evidente que la situación política del país está cada vez peor con una presidenta que cuelga de un hilo y, si no la vacan, es porque los congresistas no quieren perder sus prebendas antes de julio de 2026.
Algunos exigen que el sector privado no sea indiferente, como si lo fuera, para asumir un rol más activo. Muchos empresarios ya lo hacen, ¿pero realmente ellos tienen el poder de cambiar las cosas?, ¿qué podrían hacer?, ¿cerrar sus empresas? Obviamente pueden y deben tener un rol catalizador del cambio, pero la crisis política en la que estamos sumidos solo se resolverá si la sociedad civil en su conjunto se une y lo exige. Las organizaciones sociales con capacidad de convocatoria, incluyendo a gremios y otras, deberían unirse para reclamar un cambio consensuado. De otra manera, todo se mantendrá igual. El problema es de todos.
Siempre he creído que la democracia se debe respetar, por lo que considero que la alternativa de vacancia presidencial y adelanto de elecciones se debe descartar. Además, soy bastante escéptico de que el adelanto resolvería las cosas, ya que, con casi 30 candidatos y listas congresales, y con las mismas reglas de juego, lo más probable es que terminemos igual o peor. Como los peruanos tenemos una manera peculiar de ver la democracia, no me sorprendería si la mayoría aprueba dicho adelanto. Nos gusta tropezar con la misma piedra. Me hace recordar a Groucho Marx cuando dijo: “Estos son mis principios, pero si no te gustan, tengo otros”.
Sin embargo, pienso que es necesario que se fortalezca la gobernabilidad del país para llegar a 2026. Esto requiere sensatez de los que manejan el Ejecutivo y de los congresistas, lo que no abunda. Es evidente que tenemos un gobierno débil con un gabinete que requiere renovación para abocarse a resolver las demandas más urgentes: crecimiento económico, seguridad, infraestructura, educación y salud. Implica hacer un acuerdo de gobernabilidad empoderando a un premier con personalidad consensuado que convoque a un gabinete multipartidario de profesionales competentes en sus sectores y con trayectoria intachable. Sería necesario también acordar un mínimo de reformas electorales y políticas que reduzcan la fragmentación congresal y la candidatura de candidatos indeseables en las próximas elecciones. Hay que fortalecer los partidos políticos, pero esto no ocurrirá en dos años. Lo único viable es una reforma mínima, y que se agrupen algunas fuerzas políticas afines y presenten candidatos conjuntos. Solo así evitaríamos tener más de 30 candidatos presidenciales y 5,000 candidatos a congresistas y senadores. ¿Algo así es factible o soy un ingenuo soñador?
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