Mientras tanto el Gobierno, acaso el único actor relevante en este páramo, carece de narrativa. Si usted sale a la calle y le pregunta a cualquiera, informado o no, interesado o no, cuál es la principal bandera del presidente Vizcarra, obtendrá un gesto parecido a levantar los hombros. Esto habla muy mal de su liderazgo. Un gobierno sin oposición, con casi todo a favor, sin capacidad de inspirar a los miles de servidores públicos, incapaz de proponerle una agenda clara al país, es un gobierno que reporta un gran desperdicio.