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La Sunafil: ¡Más de lo absurdo!
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El Ministerio de Trabajo ha anunciado la incorporación de 400 nuevos fiscalizadores laborales.
A fin de año totalizarán 800 agentes dedicados a la inspección laboral, a la verificación de las condiciones de trabajo y al cumplimiento de las normas laborales en el sector formal.
Un batallón con una ideología antiempresarial, empoderados para ingresar a las empresas de forma inopinada, revisar documentos, planillas y procesos, investigar al empleador e interrogar al trabajador, aplicar multas y sanciones a su criterio y antojo para velar por el cumplimiento de una legislación laboral compleja, absurda e inflexible.
Con un presupuesto estimado de S/80 millones al año solo en planillas, estos inspectores recorrerán el Perú a la búsqueda de irregularidades laborales, en un país donde el trabajo informal representa más del 70% de la PEA.
Una paradoja y prueba inequívoca de la ineficiencia en el aprovechamiento de los recursos del Estado, que deja en evidencia una confusión respecto de la correcta asignación del presupuesto fiscal. Mientras el ejército de inspectores laborales se alista para perfeccionar sus incursiones, Lima y las principales ciudades del país se desangran en violencia e inseguridad.
Con los recursos asignados a la inútil Sunafil, podríamos preparar y sostener una fuerza de élite, bien remunerada, de más de 1,500 efectivos policiales para controlar la criminalidad que estamos viviendo, y quizá con la quinta parte de ese mismo presupuesto, montar un sistema moderno de control de demandas y reclamos laborales, que reciba online denuncias debidamente documentadas, junto con un grupo de especialistas que las validen y resuelvan.
Pero, claro, la ideología, la burocracia y la ignorancia pueden más que la razón y la eficiencia....
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