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¿Un Bergoglio II?

“Para quienes no somos religiosos, el papa es básicamente un líder político muy importante, con un ‘soft power’ aún muy relevante a pesar de la secularización de Occidente”.

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aldo mariátegui
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Para quienes no somos religiosos, el papa es básicamente un líder político muy importante, con un “soft power” aún muy relevante a pesar de la secularización de Occidente y la pérdida de dominio de la Iglesia sobre la vida cotidiana porque aún muchos somos “católicos culturales”, tal como, citando casos extremos, un chino o un ruso comunistas eran ortodoxos bizantinos y confucianos respectivamente en sus identidades finales.

Así, desde Julio II, Alejandro VI o Gregorio VII que la Iglesia ha tenido papas con un impacto tremendo en la vida política terrenal En los últimos 100 años hemos tenido dos papas que han destacado por eso (no hablo de doctrina, que allí destaca Juan XXII): Pío XII y Juan Pablo II. El primero de ellos pasó a la historia como un hombre timorato frente a Hitler y Mussolini, pues a pesar de su gran inteligencia nunca se atrevió a enfrentarse activamente al fascismo. El Führer y el Duce eran católicos de confesión, así que lo que debió hacer este papa fue excomulgarlos por sus maldades infinitas. Al revés que su antecesor Pío XI (que hasta redactó una encíclica contra Hitler), Pío XII calló ante las atrocidades del nazismo. El 99% del pueblo italiano y casi un tercio del alemán eran católicos, así que una excomunión y una actitud beligerante les hubiera puesto en serios aprietos, sobre todo a Mussolini. 

Quien sí fue un papa importantísimo y corajudo para enfrentarse al comunismo fue el formidable Juan Pablo II, que desempeñó un papel clave para el derrumbe de esta ideología. Este papa tenía tanto carácter personal y fuerza política que hasta el KGB quiso eliminarle. Ha habido otros papas menores, como los desapercibidos Paulo VI y Benedicto XVI o el seguramente asesinado Juan Pablo I. Y Francisco solo ha destacado por su demagogia “progre”, pero careció de sustancia. Aún no tengo claro si este León XIV es otro Bergoglio II, como parece. Solo nos faltaría tener un curita rojo peruanito —como Castillo, Cabrejos o Barreto— de papa. Ojalá que no.