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Una vez más Colombia se desangra

"Paradojas del destino que se ensañan con su familia que una vez más se tiñe de sangre".

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Arce
"Debemos recordar el asesinato de Eliécer Gaitán en 1948, cuyo crimen desencadenó protestas que deribaron en movimientos revolucionarios como las FARC".
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El intento de asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay ha conmocionado a Colombia y a la región, porque, una vez más, se atenta contra un político con opciones de ser presidente. Se repite la historia negra de Colombia, de asesinar a potenciales jefes de Estado. Este joven de 39 años es hijo de una periodista secuestrada por Pablo Escobar durante el apogeo criminal del cartel de Medellín.

Paradojas del destino que se ensañan con su familia que una vez más se tiñe de sangre. Por intereses criminales intentan truncar una vida y un proyecto político, con el que puedes simpatizar o ser crítico, como es mi caso, pero creemos profundamente en la democracia y vamos a condenar siempre la violencia, así sea del partido del expresidente Álvaro Uribe, que tiene mucho que responder a la justicia por violaciones a los derechos humanos.

Colombia es muy compleja en su historia contemporánea, porque emergieron grupos subversivos que hasta hoy mantienen al país en vilo con el conflicto armado más antiguo de Latinoamérica, y por eso los gobiernos de turno han estado buscando acuerdos de paz; desde el gobierno de Santos hasta ahora con Petro se ha buscado desmilitarizar territorios tomados por grupos irregulares y terroristas, como las FARC o el ELN.

Debemos recordar el asesinato de Eliécer Gaitán en 1948, cuyo crimen desencadenó  protestas que deribaron en movimientos revolucionarios como las FARC; recordemos que Gaitán fue venerado como mártir tras su asesinato, porque además era el futuro presidente y esto terminó provocando el “Bogotazo”, con más de 2,500 muertos, y al final llevaron a un conflicto armado sin fin. También recordemos en 1989 el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán del Nuevo Liberalismo, que fue asesinado por el narcotráfico, para evitar que fuera electo presidente.

Tenemos que condenar con firmeza estos atentados en Colombia y exigir al gobierno de Petro que lidere una cruzada nacional para dar con los responsables y que les caiga todo el peso de la ley, sin contemplaciones. Pero de ahí a pretender sacar provecho de esta tragedia y que sea la ultraderecha, no solo colombiana, quien levante el dedo acusador inculpando a la izquierda latinoamericana de semejante crimen, es vil y muestra que estamos viviendo una polarización que es el objetivo que buscan estos radicales, que nos han llevado a estos niveles de violencia en toda la región.

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