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Aumentar cerebro
“Ningún ser inteligente ni creativo permitiría ser llamado ‘fujimorista’, ese calificativo responde a un seguidor sin pensamiento propio”.
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Las hormigas, tan chamberas, tan organizadas, pero de una sumisión que revela un detalle muy poco atractivo, como es la falta de voluntad o de “pensamiento” individual, capaces de suicidarse para proteger a su reina.
Quizá (no me consta) podamos decir a favor de ellas que no tienen cerebro, por lo tanto no tienen pensamiento, pero lo que no está en duda es que la pretendida raza superior, la humana, sí goza de cerebro y de voluntad. Por eso, cuando la liberación de Maritza Garrido Lecca nos obligó a recordar el nivel de adoctrinamiento de Sendero Luminoso, más que la violencia de la terrorista, me indignó su falta de pensamiento individual, su poca rebeldía en el fondo, porque emprenderla contra el sistema bajo la premisa del ‘pensamiento Gonzalo’ solo cabe en un cerebro de hormiga, sumiso al fin, sin ideas propias, sin agallas.Lo mismo sucede con el fujimorismo. Ningún ser inteligente ni creativo permitiría ser llamado “fujimorista”, ese calificativo responde a un seguidor sin pensamiento propio, a un soldado que repite arengas a favor de su general, a quien nunca cuestiona, a quien sigue por encima de sus desaciertos y delitos, fiel a su amo como un perro recogido. “Mi lideresa”, dicen estos congresistas, y la sola palabra me da vergüenza ajena. Imaginemos al soldado Salaverry desayunando con su familia un día como ayer, con los periódicos sobre la mesa, que le dieron casi la misma importancia al partido en Nueva Zelanda que a la confirmación de que Keiko Fujimori sí recibió dinero de Odebrecht para su campaña. Imaginemos a la familia del congresista preguntándole: ¿Qué ha pasado, qué van a hacer? Imaginemos su única posible respuesta: “Todo bien, ayer el abogado de Keiko nos llamó desde Brasil para decirnos que estaba satisfecho con el interrogatorio y nosotros celebramos la noticia en el Congreso, ya sabíamos que nuestra lideresa es inocente”... Que me perdone la familia Salaverry, pero la escena que se me antoja imaginar no la he visto ni en una película de Cantinflas y no difiere mucho de la ceguera con la que Garrido Lecca seguía, defendía y encubría a su presidente Gonzalo.
Pero esto no es siquiera pensamiento Fujimori, ni Gonzalo, es algo peor: es pensamiento Montesinos y consiste en confundir a la opinión pública en el momento preciso (una eliminatoria del Mundial). Intentaré explicarlo así, para los jóvenes: Imaginemos que: 1) Alguien se hace la caca en el ascensor de tu edificio. 2) Las cámaras detectan que fue el inquilino del piso siete. 3) La familia del inculpado celebra su “inocencia”, pretendiendo agarrar de idiotas al resto... Así funcionan las hormigas del fujimorismo. Dios salve a la reina.
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