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Cuatro fantásticas
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En el país de cómic que nos cobija, miles de fanáticos se arrodillan y aplauden a los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela como si fueran Batman y Robin. Dos hombres valientes y capaces de doblarle el codo a la corrupción, desmantelándola sin guardarse cartas bajo la manga, ciertamente. Pero este nuevo estilo de hacer justicia, donde el cargo se defiende por dignidad y no por repartija, se estrenó en 2018 con la valentía de mujeres que hoy –qué raro– trabajan en silencio. Quienes empezaron a revelar los contenidos de las conversaciones telefónicas de la banda criminal de magistrados Los Cuellos Blancos del Puerto fueron las fiscales Rocío Sánchez y Sandra Castro, desde la Fiscalía del Callao, y la entonces titular interina del Ministerio Público, hoy fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos. Ellas son las primeras heroínas de la guerra contra la corrupción que hoy mantiene con la boca abierta al país.
Rocío Sánchez pidió la autorización para interceptar las conversaciones telefónicas de los monstruos que negociaban sentencias a violadores, puestos de trabajo, ruidos y silencios, según les cantara el bolsillo.
Sandra Castro intervino la casa del dueño de Iza Motors, Antonio Camayo, un domingo de julio de 2018 y lo detuvo. Lo hizo sabiendo que con esa firme decisión se enfrentaba a una organización criminal de la que formaba parte su jefe, la máxima autoridad de su propia institución, Pedro Chávarry. Y no arrugó. Con totales ganas de amedrentarla, el desaparecido Consejo Nacional de la Magistratura la había jalado con 05 en idiomas, pese a que ella había demostrado saber leer y escribir en alemán, francés e italiano.
Cuando arrancó el escándalo de Los Cuellos Blancos, Zoraida Ávalos le insistió a Chávarry dejar el cargo, exponiéndose a respuestas insolentes y hostigamientos del intocable, y fue la única que no votó por él para fiscal de la Nación. Hoy esta valerosa mujer dirige el equipo especial para el caso Cuellos Blancos, integrado por sus colegas Sánchez y Castro, quienes trabajan con perfil bajo, sin aplausos ni memes, expuestas a la delincuencia de corbata que necesitamos fumigar para poder crecer como país.
Mientras escribo esto, me entero de que la fiscal suprema adjunta Bersabeth Revilla acaba de interponer un recurso de apelación contra la decisión del juez Hugo Núñez de librar al exfiscal de la Nación Pedro Chávarry del proceso que se le sigue por encubrimiento real, por haber retirado a Pérez y Vela (Batman y Robin) del equipo especial Lava Jato.
Ya son cuatro valientes, casi desconocidas, por las que vale la pena salir a las calles, si es que algún cuello sucio pretende vulnerarlas o separarlas del juego limpio que todos nos merecemos. No las perdamos de vista.
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