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Multiplíquense por cero
“Queremos que los personajes en cuestión se borren, desaparezcan, dejen de estorbar nuestra existencia, de rebajar nuestros derechos elementales”.
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En medio del final de película de zombies que está teniendo esta historia, he escuchado algunas voces exigiendo disculpas. Pero no veo por qué son necesarias. Me recuerda a esas relaciones que se acaban en medio de una decepción, una bajeza y una traición tan grandes que no queremos siquiera escuchar una disculpa. Pues el desgano no nos alcanza ni para estar resentidos, simplemente estamos asqueados, en otra.
“Oe cojudo, de mí no digas nada”. “Los almuerzos donde PPK son de la CSM”. “Metes un proyecto de 100 palitos, imagínate que te quede el 5% nada más, un billetazo sin mover un dedo, compadre”. “Fueron fanfarronadas”… No queremos en el Gobierno ni en el Estado a gente que valora la coima, al punto de fanfarronear acerca de ella. Ahora resulta que hablar de coimas es una manera de lucirse. Qué tierno.
Solo queremos que los personajes en cuestión se borren, desaparezcan, dejen de estorbar nuestra existencia, de rebajar nuestros derechos elementales, boicoteando, mintiendo y robándose el patrimonio bajo la mesa. Tampoco nos interesa quién tiene la culpa, porque sean el presidente o los congresistas, o los ministros, lo cierto es que la delincuencia vino del propio Estado, con nuestras obras, con nuestros tributos, con nuestra imagen como peruanos. Aquí ha habido unos animalejos bien feos repartiéndose nuestras riquezas y queriendo matarse unos a otros por quién manda. Un poder puede discutir mil veces con el otro, de la peor manera incluso a veces, lo que no pueden es usar las crisis como carnada para conseguir lo que cada uno quiere. Nuestra clase política se ha robado nuestro plato de comida, se ha hecho la caca en ella, y luego nos ha lanzado esa caca para distraernos con un segundo y un tercer conflicto. Ha salido del clóset con pancarta a gritarnos: Jódanse todos ustedes, buenos para nada, ser corrupto es normal, tanta vaina.
Exigimos, luego de tan miserable performance, que se vayan todos, pero que se queden los que están trabajando fuerte y honestamente, conozco a varios en ministerios e incluso en el Congreso y en el Gobierno. No nos vengan ahora con la siguiente repartija, esa que nos lleva a lamentar que personas que estaban haciendo una gran labor tengan que dejar sus cargos porque entró una nueva cabeza y metió a “su gente”. Basta de meter a su gente, un buen líder se queda con quien hace las cosas bien, y continúa, pide información y ayuda para seguir avanzando con lo proyectado, y proyecta más. Disculpen la palabra, pero las huevas que vamos a permitir que ahora todo empiece de cero. El único cero son ustedes.
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