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Somos superiores, seámoslo siempre
“Perú tiene siglos de esclavitud evidente, normalizada y perpetuada por personas que siguen pensando que existen ciudadanos de segunda categoría”.
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Prácticamente nací en el Regatas hace muchísimos años y he sido testigo de su maravilloso crecimiento. Las cosas están cambiando y por desgracia para peor, voy todos los martes y jueves a la piscina (bla, bla)… Llamo a seguridad para informar que no puede ser que (bla, bla)… nanas durmiendo con zapatos y sin ellos sobre las poltronas (bla, bla)… nanas haciendo picnic en un jardín. Tengo fotos de todo lo que digo (bla, bla)… Las nanas entran al club a trabajar, no tienen derechos (uf), tienen obligaciones y si sus patronas (ojo con esta palabra) quieren que usen el club como invitadas, que paguen como hacemos el resto cuando queremos llevar a un invitado. Tenemos problemas grandes en el país (ah, ¿sí?)… se supone que los socios del Regatas tenemos un buen nivel de educación y si educamos a nuestros hijos y empleados correctamente tendremos esperanzas de que las cosas mejoren.
Los paréntesis son míos. El testimonio que transcribo ha sido extraído por algún miembro (indignado) de la página de Facebook “Somos Regatas, Seámoslo Siempre” y ha perdido su pretendida privacidad, viralizándose por racista, por esclavista y por abusivo. Las cosas están cambiando, señora socia, y no solo en su club, sino en todo el Perú. Poquito a poco y de manera muy rezagada –para los tiempos supuestamente modernos que nos toca vivir– algo está cambiando, pero para mejor. Porque una nana, como usted la llama, es un ser humano que trabaja mucho y gana muy poco. Y si usted se define (como consigna su perfil) como “eficiente ama de casa”, debe ser porque sabe el tremendo trabajo que es mantener limpia una casa y atendidos a los hijos, a menos que lo de eficiente ama de casa efectivamente merezca ir entre comillas, por pretencioso y por falso.
Pero si le molesta que las trabajadoras del hogar usen las poltronas (de miles, que muchas veces están vacías) y hagan “picnic” (¿no será que almuerzan en tapers porque sus “patrones” no las invitan a los restaurantes del club?), entonces las cosas no están cambiando ni un poquito, lamentablemente, porque si usted, además de ser una “eficiente ama de casa”, tuviera un poquito de conciencia, sabría que Perú tiene siglos de esclavitud evidente, normalizada y perpetuada por personas que siguen pensando que existen ciudadanos de segunda categoría y que los derechos humanos (cansarse, buscar la sombra, comer, ganar dinero) son solo para una élite intocable coronada, en la pirámide de la exclusión, por el poderoso bolsillo que la asiste. Pero felizmente las cosas sí están cambiando, y esta viralización tan vergonzosa es la mejor muestra de que, lo que usted piensa y siente, no es normal.
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