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El Waterloo ppkausa
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Si el enemigo se equivoca, no lo distraigas. No lo digo yo, lo dijo Napoleón Bonaparte. Los congresistas de Peruanos por el Kambio (PpK) no han leído a Napoleón, o se lo han saltado con garrocha. De otra forma, no se explica tanto esfuerzo por hacer el ridículo, acusándose mutuamente de corruptos, desleales y hasta de alcohólicos. Y recordaba a Napoleón porque la tormenta caía, antes de este papelón ppkausa, sobre sus colegas de Fuerza Popular. Sheput, Lombardi, Bruce y Heresi nos distrajeron de los chubascos de la señora K, Becerril, Salgado, Galarreta, Salaverry y la ínfima aprobación congresal que recae, en buena cuenta, sobre el manejo naranja del Legislativo.
¡No! Hay que tirarnos barro entre nosotros, habría dicho Heresi. Mejor nos disparamos a los pies, diría Sheput. Hombre, que la tormenta se venga por aquí, bien podría haber elucubrado Lombardi. ¡Genios del autoboicot! ¿Son tan torpes para jugar ajedrez o, en verdad, lo juegan tan bien que trabajan para el adversario?
PpK, desde su gestación, fue una junta de intereses particulares con muy poco en común entre sus cuadros. Lo que dio la impresión de ser algo más que eso fue un conveniente antifujimorismo que, como todo discurso ‘anti’, se diluye cuando se logró el objetivo; o sea, ganar la elección. Los ppkausas debieron aprovechar el mal clima keikista para empujar la agenda del referéndum, sacando provecho de las vinculaciones de FP con Hinostroza y Chávarry. Pero dejaron que el keikismo aproveche esta bronca infantil para decir que es inviable hacerlo este año.
Ya lo empapelaron en Moquegua, presidente. Lo advertimos la semana pasada en esta columna. Ninguno de sus congresistas ha salido a defenderlo en bloque; ni a usted ni a sus reformas. Con una bancada así, mejor olvídese del referéndum. Total, nadie los distrae.
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