PUBLICIDAD
[Opinión] Yesenia Álvarez: La arrogancia de la izquierda
“Lo acabamos de ver con la reciente encrucijada político-jurídica por el nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional. Allí estaban rebasando líneas del Estado de derecho pidiendo cárcel para los congresistas. Un despropósito intransigente”
Imagen
Fecha Actualización
De un tiempo a esta parte se ha hecho más evidente en el debate público una corriente de centroizquierda que ante cualquier discusión política acusa de antidemocrático a quienes plantean una lectura distinta a la de ellos. Los pueden identificar presumiendo ser académicos e imparciales, y contrabandeando moralidad contra cualquiera que plantee, incluso respetuosamente, una solución diferente. Operan bajo la idea de que quienes no piensan como ellos actúan de mala fe y no son capaces de pensar por sí mismos.
Lo acabamos de ver con la reciente encrucijada político-jurídica por el nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional. Allí estaban rebasando líneas del Estado de derecho pidiendo cárcel para los congresistas. Un despropósito intransigente. Cuando alguien va a discutirles ya está en desventaja, ellos ya se arrogaron ser la reserva moral de este país, cualquier lucha que ellos emprendan es buena y no cabe discusión en contrario. Casi siempre se indignan selectivamente y vociferan con tal repercusión que convencen a muchos que su interpretación es la única democrática.
Su narrativa es recogida en organizaciones que considero importantes como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o la Human Rights Watch (HRW) que publicaron sus preocupaciones por el país refiriendo solo una parte de la historia que nos lleva a esta difícil situación. Claro que nos preocupa que el parlamento desacate una resolución judicial pero también debe preocuparnos que un juzgado plantee una afrenta a la separación de poderes mediante una cautelar que impide que el parlamento cumpla una atribución constitucional. El asunto es muy controvertido y la indignación por nuestra institucionalidad debe ser con la historia completa. Que una corriente de académicos, políticos e influencers se atribuyan ser la única voz democrática es peligroso para el entendimiento y pluralismo político que debe existir en una verdadera democracia. Bien harían estas organizaciones en escuchar a todas las voces democráticas de este país.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD