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Becario peruano trabaja en crear robots de apoyo en rescates de alto riesgo y en el agro
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Su cercanía con los robots empezó cuando Marvin Chancan León era niño y vivía en su natal Tarma. Podía pasar horas admirando a estos pequeños androides por televisión. Al concluir la secundaria se mudó a Lima para convertir aquel pasatiempo infantil en profesión. Estudió Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y, ahora, ya con una maestría en Brasil, el talento peruano realiza el Doctorado en Ingeniería Eléctrica y Robótica en Queensland University of Technology en Australia con un objetivo: desarrollar un algoritmo de inteligencia artificial para que los robots puedan navegar de forma autónoma, de un punto a otro, sin intervención humana.
Desde la ciudad de Brisbane, cuenta que, como parte de su tesis doctoral, está enfocado en crear un algoritmo basado en los últimos avances en neurociencias y que funcione en condiciones del mundo real para tener robots móviles físicos que naveguen de manera óptima. Su idea es que estos androides puedan participar en tareas de riesgo o rescate en lugares peligrosos para el hombre y ayudar en el cultivo de vegetales en los campos de cosecha.
“Ya hice las simulaciones y he publicado papers. El año pasado sustenté el avance de mi tesis, la cual fue calificada como sobresaliente”, comenta con orgullo. Por esta investigación, incluso recibió el Premio de Alto Rendimiento por la Facultad de Ciencias e Ingeniería en su universidad australiana, donde estudia con la Beca Generación del Bicentenario del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
En abril de este año, el joven tarmeño culminará el doctorado y su meta es regresar al Perú para contribuir con sus conocimientos en robótica y mejorar la producción en los sectores industria y agricultura. “Hay diversas universidades en Australia que están desarrollando estos algoritmos para que un robot haga las cosechas de fresas y pimientos. ¿Por qué no aplicarlo en nuestro país?”, indica.
Su ingreso a Queensland University of Technology no fue fácil. Se preparó cerca de un año y medio y, para asegurarse, postuló a diez universidades de diferentes países, como Estados Unidos (EE. UU.), Suiza, Reino Unido y Singapur. Consiguió la aceptación de dos de ellas, pero se animó por la de Australia. “No había estudiado inglés formalmente, así que adaptarme al idioma fue un reto al inicio. Los australianos hablan muy rápido y usan muchas contracciones en las palabras”, afirma el hijo de un transportista y una ama de casa.
Camino al éxito
Desde el colegio, Marvin demostró su pasión por los estudios y sus diplomas de primer y segundo puesto, que quizás aún conserven sus padres, son una prueba de ello. Aunque en sus inicios quiso ser músico, prefirió hacer caso a un amigo que le planteó proponerse el gran desafío de ingresar a la universidad y lo logró en su segundo intento. En su paso por las aulas de la UNI también destacó por sus buenas calificaciones. Recuerda que en el 2009 se graduó con honores, ocupando el primer lugar de su promoción.
En el 2010, el becario viajó a Brasil para estudiar la Maestría en Ingeniería Mecánica en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, con los gastos cubiertos por dicha casa superior de estudios. Durante sus cinco años de estadía en el país del Cristo Redentor, tuvo, además, la oportunidad de trabajar con una empresa española que buscaba construir un simulador de una planta nuclear. Para desarrollar el proyecto, se mudó a la ciudad de Madrid por ocho meses, tiempo que aprovechó para estudiar un MBA en Gestión de Proyectos en convenio con la Universidad CEU San Pablo y el Instituto Europeo de Posgrado.
En enero de este año, Marvin compartió otra buena noticia con sus padres y sus tres hermanas menores: fue aceptado por la Universidad Yale de EE. UU. para seguir un posdoctorado en Robótica que se enfocaría en crear algoritmos para brazos y manipuladores robóticos. “Yo les diría a los jóvenes que se animen a postular a las universidades del extranjero. Solo hay que tomar la decisión y con eso el 50 % del camino estará avanzado. Lo demás dependerá de cuanta disciplina le dediquemos”, con ese mensaje finaliza el talento Pronabec. El Perú y su familia esperan su pronto regreso.
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